Fútbol

¿La noche en la que murió el 'cholismo' del Atlético de Madrid?

    Simeone, cabizbajo, en el Santiago Bernabéu. <i>Imagen</i>: Reuters

    Javier Martín

    El Atlético de Madrid cayó ayer eliminado de la Champions League ante el eterno enemigo. El Real Madrid ganó 1-0 el duelo de vuelta de la cuartos de final y dejó en la cuneta a un equipo marcado por las decisiones de su técnico. Diego Pablo Simeone dibujó sobre el césped del Bernabéu un Atlético irreconocible. Su escuadra fue una caricatura del bloque que campeonó el curso pasado que apenas cruzó la línea del mediocampo y que se vio lastrado por las decisiones que llegaron desde su banquillo. Movimientos que no gustaron a ciertos sectores de una afición colchonera que, por primera vez, desde que retornara al Vicente Calderón, pusieron en duda a su técnico. Anoche, en el Bernabéu, pudo comenzar la muerte del 'cholismo'.

    Al menos del 'cholismo' como lo entendemos hoy, esto es, como la fe ciega en todos y cada uno de los pasos que da el entrenador argentino. Simeone sigue siendo un ídolo de los suyos, eso sí, algo menos intocable que lo que lo era ayer.

    Y es que el Atlético apenas logró ser superior al Real Madrid durante 10 minutos de los 180 que duró la eliminatoria. Sucedió los últimos estertores del choque en el Calderón. Entonces los muchachos del 'Cholo' sí que apretaron a los de Ancelotti. Los encerraron en su área y con su fútbol directo y contundente forzaron a la defensa y a Iker Casillas a despejar con apuros balones de constante peligro.

    Anoche, sin embargo, nada de eso se vio o atisbó sobre el césped del Bernabéu. Lo dice la estadística. Sólo hubo dos tiros visitantes entre palos. Uno, un remate lejano de Gámez con la zurda en la primera mitad. El otro, un suave testarazo de Koke a pase de Arda en la segunda. Nada más.

    El Atlético no llegó más a portería, entre otras cuestiones, porque vivió muy lejos de la meta de Casillas. Mandzukic y Griezmann mantuvieron su línea a unos 40 metros del portero. Con Ramos pletórico en el juego aéreo de la medular, la opción de la segunda jugada tras balón larga quedó anulada el Atlético no supo jugar a la contra o a tener el esférico. O quizá no quiso.

    Simeone, tras el partido, no dijo que el rival les había bloqueado o que a los suyos le habían salido mal las cosas. Al contrario. Lo que se había visto sobre el terreno de juego era lo que pretendía. Nada de autocrítica. 'El Cholo' afirmó que el duelo estaba donde querían hasta que Arda Turán fue expulsado. Los 14 minutos restantes fueron fruto de esa acción.

    Tampoco dijo Simeone haberse equivocado con los cambios que realizó, otro de los aspectos que centró las críticas de los hinchas colchoneros durante el partido y a su finalización.

    Al descanso, el argentino sentó a Saúl para dar entrada a Gabi. Con la entrada del capitán, el mensaje parecía claro. El Atlético quería defender el 0-0 más si cabe que en un primer tiempo donde el citado Saúl no estuvo mal. Ayudó en el sistema de coberturas y aportó algo de tranquilidad en los momentos en los que los del Calderón tuvieron la pelota.

    El segundo cambio fue más llamativo que el primero. Griezmann, la bala más rápida de su ataque y el hombre con más gol del equipo (Mandzukic suma casi dos meses sin ver puerta) se marchó en el 64' para dar entrada a Raúl García en una nueva vuelta de tuerca al modus operandi defensivo de Simeone.

    El navarro se tiró al costado derecho para castigar a Coentrao. Desde entonces, los balones en largo del Atlético le buscaban con el objetivo de que ganara de cabeza el salto y en la prolongación alguno de sus compañeros crease una segunda jugada de peligro. Esa era la teoría. La práctica fue que el '8' no logró despertar a los suyos y su habitual excitación aceleró las pulsaciones de los visitantes.

    Tras la roja a Turan se produjo el último cambio del Atlético. Tiago, tocado, dejó su puesto a Giménez. El central uruguayo saltó al césped en el 85' en lo que suponía un claro mensaje del Atlético: aguantar como fuera el 0-0 y forzar la prórroga. En el banquillo se quedó sin disputar ni un minuto Fernando Torres. El '9' era la última bala que tenía Simeone para buscar un gol que le habría clasificado, pero el preparador prefirió un modelo más conservador.

    Apenas tres minutos después del cambio, Chicharito marcó el gol del triunfo y sin apenas hombre de ataque en sus filas, el tanto milagroso que habría dado el empate a los visitantes no llegó. Ni tan si quiera se atisbó. Fue la rúbrica a una noche aciaga para los colchoneros. Una noche en la que pudo comenzar la muerte del 'cholismo'.