Fútbol
Bravo decidió el clásico frente a un Casillas desaparecido hasta el minuto 85
Javier Martín
El Clásico suele deparar muchos duelos personales dentro del que disputan Barça y Real Madrid. Si el de las estrellas (Messi vs Cristiano Ronaldo) lo venció el lado madridista, el de los porteros se lo llevó el lado barcelonista, algo que seguramente fue clave para que los tres puntos se quedaran anoche en Barcelona. Claudio Bravo decidió el choque con un puñado de paradas milagrosas, de esas que solía realizar un Casillas que, frente al eterno enemigo sólo brilló en los últimos minutos.
El chileno demostró porqué es, a día de hoy, uno de los jugadores más en forma del Barça. Y eso que, durante todo el partido, sólo tuvo que intervenir en tres ocasiones. Sin embargo, sus tres paradas fueron salvadoras, esto es, de ésas atajadas que dan partidos y, quien sabe si en este caso, también títulos.
La primera de esas intervenciones fue una de las más espectaculares. En el minuto 42 de partido, Cristiano Ronaldo encaró la portería culé y tras dar un par de pasos con la pelota en los pies, no se lo pensó y lanzó un zapatazo lejano marca de la casa que iba rumbo a las redes culés de no haber sido por una gran mano de Bravo.
El arquero se lanzó y despejó el esférico aún cuando éste describió una parábola que cambió su trayectoria en el último instante. Habría sido el 1-2 al filo del descanso.
Después, tras la reanudación, y apenas cinco minutos antes del 2-1, el arquero le sacó otra mano milagrosa al Real Madrid, esta vez a Karim Benzema.
El francés volvió a probar sus dotes habilidosas en el minuto 76. Un zapatazo lejano que tocó en Piqué casi se cuela en la meta de no haber sido de nuevo por un felino Bravo que metió la mano abajo y despejó el lanzamiento a córner.
En ese momento el marcador reflejaba 2-1 e Iker Casillas sólo había realizado una atajada. Porque hasta los últimos minutos de partido Casillas no había parado más que un tiro. Nos estamos refiriendo al intento de Neymar por hacer gol en el 30', un remate-pifia que acabó suavemente en sus manos y que precedió al 1-1 de CR7.
Sus siguiente intervenciones llegaron en el minuto 85, cuando sacó a Jordi Alba un espectacular mano a mano, y en el 88, cuando despejó un buen zapatazo de Leo Messi. Antes, en el 1-0 de Mathieu el capitán blanco vio como la bola entraba sin apenas oposición y en el 2-1 de Suárez se dejó caer hacia el lado contrario al que iba el esférico.
"Casillas antes paraba lo fácil, lo difícil y lo imposible, pero ahora ya no gana partidos. Le podemos apuntar un par de paradas con el 2-1 pero en el segundo gol se vence y ese gol ha pesado mucho", describió anoche Alfredo Relaño en El Larguero.
El director del Diario As dejó patente el sentimiento de más de un aficionado merengue que ve en su arquero un buen portero, pero no a aquel ángel salvador de partidos que solía ser, un rol que anoche, en el Clásico, representó a la perfección el chileno Claudio Bravo.