Fútbol

La reválida infinita de Gareth Bale en el Real Madrid

    Bale celebra el gol anotado al Espanyol. <i>Imagen: EFE</i>.


    Gareth Bale vuelve al Santiago Bernabéu después de la pitada que el estadio le dedicó en la muy comentada jugada que prefirió culminar él en lugar de asistir a Cristiano Ronaldo. Precisamente, el crack portugués pidió el apoyo del coliseo blanco para los siguientes partidos, pero lo cierto es que el galés vive, desde su llegada, en un estado permanente de urgente autolegitimación.

    Cada partido es una reválida para el '11' madridista. El entorno le sitúa en una posición delicada, en la que tiene que demostrar continuamente su valía. No se trata solo de ese egoísmo del que muchos le han acusado. La historia tiene varios factores, y empieza desde que aterrizó en la capital de España. La primera de las sospechas que levantó fue por el alto coste de su fichaje, que coincidió con la salida de Mesut Özil y, en principio, parecía sentenciar a Ángel Di María.

    Lo siguiente que le puso en el ojo del huracán fueron sus primeros meses, salpimentados de varias lesiones que no le permitieron tener continuidad. No fue hasta mediado el mes de octubre cuando pudo comenzar a jugar con regularidad.

    Lo siguiente fue su adaptación al 4-3-3 de Ancelotti, en el que era el encargado de replegarse en tareas defensivas. Algo que no siempre hizo con eficacia, pero que, paradójicamente, ejecutó a la perfección en una eliminatoria clave, las semifinales de Champions ante el Bayern.

    Este problema lo ha vuelto a sufrir en la temporada 2014/2015. Se achaca a la 'BBC' falta de trabajo defensivo, pero los ojos se centran en él, debido a que es el encargado de retrasar más su posición hasta la banda. Y la respuesta sigue siendo insuficiente. Su desconexión en diferentes partidos no ha pasado desapercibida.

    Además, la nueva forma de hacer las cosas en lo que respecta al ataque blanco, le perjudica de forma clara. Bale necesita espacio libre, metros por delante, y la mayor elaboración en las jugadas le hace disolverse en las posesiones más largas y menos verticales del equipo.

    A este historial se le sumó en Mestalla el runrún sobre su excesivo individualismo. Las imágenes de Cristiano y Benzema, en boca de gol, y posteriormente la del luso en el Bernabéu, con bronca del respetable, han vuelto a ponerle en el disparadero.

    Datos positivos

    El paso de Bale tiene, por supuesto, datos muy positivos. El galés ha sido protagonista en partidos importantes, y para bien: con goles decisivos en las finales de Copa del Rey y en Champions. Además, contribuyó en la pasada temporada a la obtención de los dos títulos con 22 goles nada despreciables.

    Se consolidó como un puñal más que encajaba a las mil maravillas en el estilo de contraataque que tanto daño hizo a las defensas rivales, y como ya demostró el pasado sábado, es una perfecta alternativa a balón parado. 

    Sin embargo, y pese a todo, el '11' no ha conseguido quitarse la sombra de la sospecha encima. Vive en una continua reválida que hoy tiene un nuevo capítulo a desarrollar ante el Atlético de Madrid.