Fútbol
Bale tiene envidia de Cristiano Ronaldo y reclama el mismo protagonismo
Gareth Bale acapara las miradas críticas del madridismo en los últimos partidos. Se le acusa de individualismo después de haber fallado varias ocasiones claras de gol por jugársela en solitario y no cedérsela a sus compañeros. Una actitud que ya mostró en otros partidos y que tiene una explicación: el extremo de Cardiff tiene cierta envidia de Cristiano Ronaldo. Quiere más protagonismo en el equipo, crecer y sentirse más valorado por el mundo del fútbol. Un objetivo que entiende que sólo puede conseguir por una vía: la de marcar más y más goles para rozar los guarismos que tiene CR7 y, así, poder competir con él en lo que al cariño del madridismo se refiere y también en cuanto a premios individuales.
Porque cuenta hoy el diario Marca que a Bale no le está sentando nada bien eso de verse fuera de todas las quinielas en los premios que han puesto punto y final al ya caduco 2014. El galés no ha aparecido entre los favoritos al Balón de Oro. Tampoco la UEFA le ha incluido en su once ideal o en el trío de mejores jugadores del curso pasado. Incluso FIFA ha obviado alguno de sus golazos. Ninguna de sus dianas se ha colado entre las mejores del 2014 para el organismo que dirige Blatter.
No es justo. Bale cree que no es justo. Porque su año, entiende, ha sido más que sobresaliente. En su primera aparición en el Real Madrid lo dio todo y fue vital en todos y cada uno de los títulos conseguidos. En la Copa, por ejemplo, brilló y marcó en semifinales. También hizo el gol (golazo) con el que se venció al Barça en la final. Por cierto, en aquella cita no jugó Cristiano Ronaldo.
En el camino de la Décima, Bale también fue vital en semifinales (aquella galopada para habilitar a Cristiano Ronaldo en Múnich) o en la misma final contra el Atlético. Cierto es que Ramos marcó el gol del empate en el 93', pero Bale hizo el 2-1 con el que se derrumbó definitivamente la muralla rojiblanca.
Además, a falta de Mundial (Gales no se clasificó), el delantero madridista está liderando a su país hacia la gesta de clasificarse para la Euro 2016, algo que parecía imposible y que ya no parece tan descabellado gracias al papel súper protagonista que tiene con el combinado británico.
Pese a todo ello, pese a este currículum espectacular, Bale no ha entrado en esa pelea por los mejores galardones del año. Y eso le duele en su orgullo de estrella del fútbol mundial.
Por eso se la juega con frecuencia. Por eso quiere brillar en cada acción. Para recortar distancias con Cristiano Ronaldo. Para ser considerado tan bueno como su compañero de equipo.
¿Significa esto que Bale no se siente querido en Madrid? Ni mucho menos. De hecho, cuenta el entorno de Bale, que se siente mimado por la directiva blanca y el propio presidente, Florentino Pérez. El problema es que no es suficiente. Quiere también el cariño del público, el de la crítica y el de todos sus compañeros. Quiere sentirse cercano al Olimpo que, por ahora, parece propiedad de Messi y el propio CR7.
Ahora le tocará a Ancelotti y los capitanes merengues gestionar esta actitud para que no se desvíe hasta derivar en una tendencia excesivamente egoísta que lastre el rendimiento blanco y amenace con fracturar la tranquilidad del vestuario merengue.