Fútbol

Isco, el heredero de Raúl en la selección

    Isco, durante su partido ante Bielorrusia | Reuters


    La victoria de España el pasado sábado frente a Bielorrusia (3-0) tuvo un nombre proprio por encima del resto: Francisco Alarcón, Isco. El mediocampista malagueño dio un recital de pases, regates e incluso goles (el 1-0 que logró fue una maravilla). Tanto es así, que incluso Del Bosque ha confirmado que le regañó en el descanso por excederse en la filigrana. Tirón de orejas que no empaña su partidazo. En Huelva, 'La Roja' giró en torno a Isco e Isco hizo girar a 'La Roja' a su gusto y deseo. Estos galones y su demostración de calidad que le señalan como el nuevo líder del combinado nacional siempre y cuando veteranos como Iniesta, Cesc o Diego Costa no digan lo contrario. Isco es, por todo ello, el heredero de Raúl en la vigente campeona del mundo.

    Heredero en el sentido menos táctico de la palabra. Raúl e Isco no se parecen como jugadores. Los dos ocupan posiciones distintas y desarrollan un estilo totalmente diferente. Sin embargo, ambos comparten un puñado de virtudes extradeportivas que les hace ser muy semejantes.

    Recorridos paralelos

    Raúl, al igual que le ha sucedido a Isco, emergió en la selección española después de tirar la puerta abajo, primero en su club, y luego en el propio combinado nacional.

    De hecho, la llegada del '7' a la absoluta se retrasó. El de San Fermín jugó su primer partido como internacional en la República Checa en 1996, dos años después de su fulgurante debut con el Real Madrid.

    El entonces seleccionador, Javier Clemente, no le llamó para la Eurocopa de Inglaterra y prefirió reservarlo para los Juegos Olímpicos de Atlanta. Ambas citas terminaron en fracaso y provocaron que el de Barakaldo se sometiese a lo que fútbol español le pedía: la presencia del joven delantero junto a los Zubizarreta, Hierro, Nadal, Amor, Kiko y compañía.

    ¿Les suena? Exacto. Su caso es muy parecido al de Isco. Como le ocurrió a Raúl, el mediocampista ha tardado un puñado de años en hacerse un hueco definitivo con España. Cierto es que debutó hace ya dos cursos con los mayores, pero no menos cierto es que su ausencia en el Mundial de Brasil fue también muy criticada.

    El de Arroyo de La Miel también tuvo que prestar servicios con las categorías inferiores. Sucedió recientemente, cuando se transformó un refuerzo de lujo para una sub-21 que ha naufragado en su búsqueda de los juegos olímpicos de Río, al igual que la 'rojita' de Raúl cayó en Atlanta 96 frente a la Argentina del Piojo López.

    Un soplo de aire fresco

    Paralelismos que no son más que anécdotas si se comparan con los dos nexos en común más importantes entre uno y otro. El primero de ellos es el que se refiere al estilo. Raúl entró en la España de Clemente como una bocanada de aire fresco que pedía a gritos un cambio generacional y una apuesta más ofensiva de aquel equipo.

    El cambio tardó en llegar, pero de la mano de Camacho y acompañado de Guardiola, Raúl logró su objetivo y dio sus primeros pasos hacia un juego preciosista que, una década más tarde, cristalizó con la consecución de  la Eurocopa de Austria y Suiza.

    Isco, en esta ocasión, representa un impulso parecido. Su entrada en esta España tocada tras Brasil ha servido para llenar de ilusión a la afición y a los propios integrantes del equipo nacional. Su fútbol es también una mutación con respecto al que ejercían los Xavi, Xabi Alonso, Iniesta y compañía.

    A él también el gusta la posesión, pero la alterna con un fútbol más directo, sencillo y en ocasiones, osado. Es el tiqui-taca 2.0.

    Además (y aquí va el segundo nexo en común con Raúl), Isco es el primer representante del Real Madrid que acude con la Roja y está llamado a ser un líder total del equipo. Después de años de dominio culé en paralelo a los éxitos blaugrana, que sea ahora un madridista el encargado de coger el testigo del nuevo equipo es más que positivo.

    Los éxitos del combinado nacional necesitan nutrirse de los dos grandes de nuestro fútbol para contar con el mayor número de adhesiones posibles y, de paso, garantizarse la presencia de futbolistas capaces de competir ante cualquier escenario de presión presión. Isco es de esos jugadores que, como le sucedió a Raúl en su día, no sólo es muy bueno, sino que ya ha vivido de todo a sus 22 años de edad sin que eso le sacie su hambre por ganar títulos con la selección española.