Fútbol

Luis Enrique medita expulsar a Leo Messi de la delantera del Barcelona

    Luis Enrique medita un cambio de posición de Messi. Foto: Reuters.


    La llegada de Luis Suárez al Barcelona es trascendental en todos los sentidos. En el deportivo, en el económico, en el social...con la adquisición del uruguayo, se abre un nuevo panorama de ilusión en un equipo tocado anímicamente tras un año para olvidar. Pero para ello hay que cambiar algunas cosas.

    El primer paso es cómo introducir al charrúa en el esquema del equipo. Cómo combinarle con Messi y Neymar de forma que los tres ofrezcan la mejor versión posible. Según Mundo Deportivo, tanto el asturiano como gran parte de los miembros de la directiva están a favor de una fórmula. Una nueva disposición en el verde que significaría un cambio importante.

    Porque la idea es retrasar a Leo Messi a la mediapunta con el objetivo de dar más prioridad a Neymar y Luis Suárez como delanteros. No se quiere relegar al uruguayo a la banda: se quiere a un Luis Suárez con el mayor protagonismo posible con el balón y se intuye a un Neymar más efectivo sin frecuentar tanto la banda. A pesar de dejar al argentino más lejos del área, lo que se quiere conseguir es aumentar la cifra de goles, pero equilibrando las aportaciones.

    La clave es que Messi se encargue de dar rienda suelta a su faceta más creativa, a la vez que se prodigue más llegando desde atrás. Un concepto parecido al del falso 9, pero partiendo varios metros más alejado de los puntas.

    No obstante, esto no haría cambiar el dibujo táctico. Simplemente se trataría de una variante más en el 4-3-3 que caracteriza a los blaugrana desde tiempos de Pep Guardiola.

    Un nuevo movimiento que no es ajeno al rosarino, y que en esta ocasión tendría visos de continuidad. Sería un 4-3-3 'sui generis', muy parecido a un 4-4-2 en rombo con Messi de punta de lanza de los cuatro jugadores del centro del campo.

    Un único hándicap

    Este cambio solo cuenta, a priori, con un problema: convencer a Messi de ello, hacerle ver que alejarle varios metros de la portería puede ser lo mejor para el equipo. No se quiere dar la sensación de una imposición, pero sí se le quiere hacer saber que sería algo muy positivo.

    El encargado de esta tarea es claro: Luis Enrique. Al entrenador le tocará la parte más difícil, pero también a la que deberá acostumbrarse más rápido en el banquillo culé: lidiar con tres estrellas de renombre y las consecuencias derivadas de sus decisiones sobre ellos. Esta es la primera de muchas y puede que la más importante de todas.