Messi acaudilla el Bernabéu y deja en ridículo a un Cristiano Ronaldo indolente
Hace un puñado de semanas, Gerardo, el 'Tata' Martino, técnico del Barça, advirtió a los pesimistas blaugranas que era mejor no poner en duda ni al propio equipo culé porque, como sucedía con Messi, quizá la bestia 'despertase' ante tanto aldabonazo. Una profecía que ayer, en el Clásico, se hizo carne en de manera colectiva, con el recital culé, pero, sobre todo, de manera individualizada en el propio Messi.
Porque anoche Messi volvió a reinar donde más le gusta, en el Santiago Bernabéu, el feudo en el que más goles ha anotado más allá del Camp Nou y ante el rival al que más tantos ha hecho en su carrera deportiva.
De paso, el argentino hizo historia al ser el primer culé que hace un hat-trick al Real Madrid en Concha Espina y, de paso, sumar tres tantos que le hace estar por delante de Di Stéfano y Hugo Sánchez en la lista de históricos goleadores en Liga.
Pues eso, zarapazo en toda regla a mil y un guarismos con los que Messi gritó al cielo de la capital que ha vuelto y que siempre estará ahí para, siempre y cuando le dé el ánimo y el aliento, liderar a un Barça soberbio.
'La Pulga' no sólo marcó tres goles (dos de ellos de penalti), sino que se inventó dos asistencias clave. La primera, la que permitió a Iniesta abrir el marcador. La segunda, la que aprovechó Neymar para quedarse sólo ante Diego López y forzar la roja a Ramos.
Y en medio de todos estos destellos, un fútbol brillante como falso nueve que nutrió de ayudas al medio campo y obligó a la zaga blanca a recular hasta su propia área ante el temor de sus arrancadas y pases letales. Messi fue ayer de nuevo Messi. Y eso lo notó su 'archienemigo' en las últimas temporadas. Cristiano Ronaldo fue otra vez más una versión ínfima del épico jugador al que nos suele tener acostumbrados.
Es, en verdad, una tendencia más que frecuente en un Cristiano que, cuando toca jugar ante el Barça en el Bernabéu, suele arrugarse. Las estadísticas así lo indican. Cristiano sólo ha hecho en su historia como jugador blanco cuatro en los clásicos disputados en Madrid. De ellos, sólo dos en Liga y ambos, incluido el de ayer, desde el punto de penalti.
Una suerte de maldición que le lastra hasta hacerle un jugador más. Dicho de otro modo, anoche el luso no fue el mejor de su equipo.
Di María, Benzema e incluso un desdibujado Bale estuvieron mejor que CR7. Ancelotti se dio cuenta de ello durante los primeros 45 minutos y lo colocó como falso delantero centro para que Di María aprovechara todo el carril.
El 'Fideo' desesperó a Alves como el portugués no lo había logrado en todo el partido. Luego ya en la segunda parte, Di María volvió a su puesto de interior y Cristiano, tirado a la izquierda, apenas molestó a su par.
Tan sólo se salva la jugada que dio lugar al penalti que él mismo anotó, acción, por cierto, que no fue penalti. Alves le zancadilleó un palmo fuera del área.
Escaso bagaje para un futbolista que ve como el pichichi que parecía tener asegurado hace un par de jornadas podría peligrar en manos precisamente de Messi. El argentino acumula ya 21 dianas frente a los 26 de Cristiano.