Fútbol

Bale, Neymar y el fantasma de un fichaje equivocado

    Bale encara a Piqué en el último Clásico de Liga | Reuters


    A la Liga ya sólo le quedan 10 jornadas para terminar. Sólo 10 partidos más para saber quién es el su campeón y, con él, el fichaje estrella de la Liga. Una 'premio' que a principios de curso se disputaban con claridad Neymar y Bale. Culé y madridista llegaron a sus respectivos equipos por desembolsos cercanos a los 100 millones de euros, pero su rendimiento, a lo largo de esta temporada, ha sido diferente. Mientras que el brasileño empieza a dejar signos de agotamiento y problemas de adaptación al club, el galés ha ido creciendo hasta convertirse en un fijo para su entrenador, un Carlo Ancelotti que ha confiado en él hasta el final pese a la buena campaña de Jesé y la presión popular para mantener al canario en el puesto.

    De hecho, a falta de siete días para que ambos se vean las caras en el Clásico liguero del Bernabéu, la imagen que ambos dejaron este fin de semana resume a la perfección las distancias que se han generado entre el rendimiento de uno y otro en sus equipos.

    La depresión de Neymar

    Neymar no jugó ni un sólo minuto con el Barça. Según Martino, no lo hizo con premeditación. Quería dar descanso al 11 ante lo que, a priori, se presupone que será su titularidad indiscutible el domingo en Chamartín. Sin embargo, al crack de la canarinha no le gustó demasiado eso de chupar banquillo una vez más. Sus caras y gestos fueron todo un poema. Enfadado y molesto, el jugador llegó a calentar durante algunos minutos, pero se sentó de nuevo en su puesto para no jugar ni un sólo segundo.

    Era la culminación a una semana no muy agradable que arrancó con mil y unas críticas tras su mal partido en Valladolid, siguieron con ataques a su indolencia frente al City y acabaron con la suplencia de ayer frente a Osasuna.

    Entre tanto, y más allá de lo ocurrido en los últimos siete días, las sensaciones que deja el jugador no dejan espacio a mucho optimismo. Neymar no ha encadenado más de dos partidos consecutivos suficientemente buenos como para justificar su fichaje.

    Para colmo, cuando sí parecía que se estaba poniendo a tono (aprovechando la baja de Messi), llegaron sus problemas físicos y una baja tras jugar en Getafe que le apartaron de la senda de la recuperación y, para colmo, le generaron más ansiedad después de ver como su adaptación al equipo estaba haciéndose demasiado complicada.

    El propio Martino lo admitió recientemente en sala de prensa e incluso ayer Zubizarreta justificó su ausencia en el partido afirmando que aún está amoldándose al equipo tras la lesión.

    Lo cierto es que ha pasado casi un mes desde que regresó y apenas se tiene rastro del jugador que prometía regates, goles y asistencias en Brasil. Y para colmo, el lío de su fichaje.

    El baile de cifras y acusaciones cruzadas entre todas las partes implicadas en el caso (Hacienda y su padre incluidos) no ayudan demasiado a un futbolista que, por ahora, sigue gris y oculto entre titulares que hablan de él más por lo que ocurre fuera del campo que por lo que hace en él.

    Bale el agitador de partidos

    En el lado extremo de la balanza se encuentra un Bale que sufrió lo que hoy está pasando Neymar cuando aterrizó en el Bernabéu. En su caso, la polémica por las cifras de su fichaje (entre 91 y 99 millones de euros según las fuentes consultadas) dejaron paso a una espectacular presión que afectó al rendimiento físico del 'expreso de Gales', como le conocían en Inglaterra.

    Su debut ante el Villarreal llegó acompañado de dos recaídas físicas vinculadas con su musculatura y de dudas y más dudas sobre ciertos problemas de espalda que sembraron el pánico entre la parroquia blanca. "¿Y si hemos fichado a otro Prosinecki?", recordaban algunos socios recordando el caso frustrado del croata hace más de 20 años.

    Fue entones cuando Ancelotti y el Real Madrid decidieron ponerse manos a la obra para cuidar al crack. Aprovechando una semana de selecciones le realizaron una pretemporada personalizada que le permitió ponerse a punto. Así, poco a poco, llegó a mostrar su mejor versión cuando, en el mes de noviembre, despertó la bestia goleadora que lleva dentro.

    Aquel fue un gran mes. Pero Bale cayó lesionado. De nuevo las dudas y, para colmo, Jesé. El canario explotó aprovechando la ausencia del galés, pero Ancelotti lo tuvo claro. Bale y solo Bale sería titular.

    Y Bale le ha devuelto la confianza con más y más recitales, como el que protagonizó ante el Schalke o el del sábado frente al Málaga. El 11 fue una pesadilla para la defensa blanquiazul, regaló el gol a Cristiano Ronaldo, le hicieron dos penaltis y dio otras dos bolas de gol a CR7 que sólo Willy Caballero evitó.

    En lo que llevamos de temporada, Bale ha dado ya 13 asistencias, ha anotado 14 goles y todo lo ha hecho en apenas 30 partidos. Para colmo, el extremo participa en la presión y el sistema defensivo de Ancelotti con casi 11 kilómetros recorridos por encuentro, una cifra que le deja muy cerca de los hombres que más corren en cada partido en el Real Madrid.

    Un recital que, por ahora, da la razón al Real Madrid. Él y no Neymar se ha convertido, por ahora, en el fichaje de la temporada, por mucho que Florentino Pérez insistiera en Neymar a principios de curso. Quizá sea ahora el propio Neymar el que piense que su fichaje por el Barça fue equivocado y que el Real Madrid debía haber sido su destino. Quizá.