Miembros del Barça se plantean por primera vez la venta de Leo Messi
El Barça está en crisis. Una crisis que apunta en muchas direcciones. No es cosa sólo de malos resultados (que los hay), sino también de juego y, lo que más preocupa en el Camp Nou, implicación y compromiso de un puñado de jugadores que empiezan a asemejarse al equipo blaugrana que se hundió en los dos últimos años de Frank Rijkaard al frente del equipo culé.
Aquella fue la última gran crisis blaugrana. Luego llegó la redención de Guardiola y un renacer que colocó a los culés al nivel de un equipo histórico como jamás vieron los ojos de sus aficionados y quien sabe, los del mundo del fútbol moderno. Por eso esta caída es más dura que cualquier otra sufrida anteriormente.
Por eso las consecuencias de este descalabro podrían ser mayores. Y cuando decimos mayores, nos estamos refiriendo a palabras gruesas. Como el adiós de su último mito. Según ha podido saber EcoDiario.es, en Barcelona, por primera vez desde que alcanzó su cénit de rendimiento, miembros del club se están planteando seriamente si es necesaria la venta de Leo Messi.
Una venta que antes parecía imposible. Imposible por muchos motivos. Primero, por rendimiento deportivo de 'La Pulga'. Segundo, porque parecía imposible que él mismo quisiera probar fortuna lejos del Cam Nou. Y, tercero, porque no había equipo en el planeta capaz de asumir el coste de una incorporación así tanto por el precio de su cláusula (250 millones) como por el precio de su coste salarial (casi 15 millones de euros limpios por curso).
Messi se desenchufa
Hoy, sin embargo, todo ha cambiado. Messi no es el mismo. Messi es otro. No es cuestión de una racha o de un mal momento goleador. No. Hay algo más.
Apático, Leo ya no pelea en los partidos. No es, como antaño, el primero en presionar. Ni siquiera es el primero en armar el ataque blaugrana cuando la bola está en las piernas de sus jugadores. Una apatía que se deja notar en su forma de afrontar los partidos.
El crack no corre. Solo camina por el terreno de juego y, por momentos, ni si quiera se atreve a hacerlo. Se queda quieto, estático sobre el césped mientras sus compañeros tratan de hacerse con la bola o de ingeniarse maneras con las que ver puerta.
Frente a la Real Sociedad, hace dos semanas, dejó muestras de esta suerte de apatía que el sábado, frente al Valladolid, se convirtió en desidia total y absoluta. Sólo protagonizó un sprint marca de la casa. Nada más. A muchos empieza a recordarles al Ronaldinho que se cansó de ser futbolista cuando enfiló el año 2007.
Si a eso se le une sus problemas con las lesiones, que decidió despedir al que era su fisioterapeuta personal (impuesto por Guardiola en 2008) y que últimamente protagoniza más incógnitas (como el caso de los vómitos) que respuestas, lo cierto es que el resultado es un Messi desconcertante que no se sabe a qué juega.
Divorcio y ofertas
Eso en cuanto al primer aspecto necesario para abrirle las puertas de su venta. Sí, en Barcelona se duda de su rendimiento. Pero es que hay más. El entorno de Messi ha empezado a dejar entrever que no se siente cómodo con algunos asuntos vinculados con el cuadro culé. El caso Hacienda y sus problema para renovar con el Barça así lo demuestran.
Dice Leo que la entidad no estuvo a su lado cuando más lo necesitaba (como sucedió cuando Faus le dijo que no tenía por qué renovar cada 6 meses) y, para colmo, desde las oficinas no aceptan su propuesta para ampliar contrato. Ya saben, firmar por cinco años y comenzar cobrando 20 millones para subir un 'kilo' más cada temporada hasta alcanzar los 25 limpios por curso.
Una 'falta de respeto' que se une al caso Neymar. Que el brasileño ya haya cobrado 50 millones de euros por su fichaje cuando no ha jugado ni una temporada en España no ha hecho más que encender las alertas en el entorno del jugador.
Y mientras, en el Barça las voces críticas contra Leo empiezan a surgir. Algunos directivos y algún miembro del vestuario cree que se ha empezado a dejar llevar por la inercia de su figura.
Sin que nadie se atreva a levantarle la voz por los errores (Leo es una 'vaca sagrada' en este sentido), y con unas exigencias para renovar provocadas, en parte, por sus fallos (es decir, por sus líos con Hacienda), en la Ciudad Condal estiman que no se está comportando como debiera y que, quizá, el club debería seguir el ejemplo llevado a cabo por Guardiola en 2008 cuando decidió hacer limpia de vestuario y vender a Ronaldinho y Deco.
En este caso, además, la cantidad de dinero recibida sería mucho mayor. Saben por Barcelona que hay clubes (como el Manchester City o el PSG) dispuestos a poner los 250 millones que vale el jugador y a pagarle lo que reclama de salario. Un adiós de 'La Pulga' podría desatascar la 'revolución' culé y, de paso, llenar las arcas para renovar el equipo e incluso construir un nuevo campo.
Dudas que asaltan por primera vez la mente de muchos culés y que se filtran en la zona noble de un Camp Nou convulsionado con problemas institucionales y deportivos desconocidos, desde hace tiempo, en el que ha sido equipo más destacado del fútbol español, europeo y mundial.