Fútbol
La revolución mentirosa del 'Tata' Martino
A las pocas de aterrizar en Barcelona, Gerardo, Tata, Martino ofreció su primera rueda de prensa como nuevo entrenador del Barça. En su discurso, el argentino fue claro. "No vengo a que el Barça cambie su estilo de juego, sino a que recupere algunas cosas que antes hacía, como la presión en campo rival", comentó.
El tiempo pasó y pronto se disputaron los primeros partidos bajo sus órdenes. Entonces ocurrió lo inesperado. El Barça sí que empezó a cambiar su estilo de fútbol.
El 'modus operandi' de la posesión seguía siendo la esencia básica de este equipo, pero empezaron a surgir acciones asiladas que no se veían desde hace años. Balones en largo y cruzados para los extremos, saque de puerta también en largo, transiciones veloces... algo raro pasaba.
Al Tata Martino le volvieron a insistir con el tema, especialmente tras la vuelta de la Supercopa de España (cero a cero frente al Atlético). "No vamos a cambiar el estilo del Barça", volvió a responder. Sin embargo, algo raro ocurría. El Barça seguía sin jugar como lo hacía en la era de Tito Vilanova y, ni mucho menos, como en los años de Guardiola.
Fue entonces cuando de la boca de los jugadores del Barça empezaron a surgir declaraciones que 'renegaban' del estilo anterior.
"No pasa nada por buscar de vez en cuando un pelotazo arriba", dijo Alves. "En ocasiones hay que ser más directos", comentó Messi. "Éramos esclavos del tiqui-taca", comentó Piqué. Los mismos hombres que se sentían orgullosos antes de maravillar al mundo con la posesión casi como único modus operandi, ahora parecían alejarse de aquel discurso. Aunque no todos. Valdes el pasado sábado, lanzó un pellizco, un aviso a navegantes. "Queremos ser fieles al estilo... pero hay otro entrenador", dijo. Quizá porque el año que viene ya no estará en el Barça se atreve a hablar así.
Mientras, poco a poco, el cambio de estilo del Barça se hacía notable. Así llegaron los tres últimos partidos culés, frente al Sevilla, Ajax y Rayo Vallecano y sucedió lo impensable. El Barça jugó los tres con más deseo de ir a la contra que de dominar a sus rivales.
El Sevilla casi le pintó la cara de no ser por el gol de Alexis en el 93'. Contra el Ajax, Valdés fue el mejor del Barça (penalti parado incluido) y frente al Rayo, el equipo de Martino vio como Paco Jémez y los suyos le robaban la posesión por primera vez en 322 partidos.
Mientras, el Tata insistía. "No vamos a cambiar el estilo de este Barça, sólo le añadiremos recursos", comentó. Sus palabras, sin embargo, ya no parecen créeselas nadie en el Camp Nou. Las pruebas hablan más que sus palabras.
Como por ejemplo que Iniesta cuente menos para el argentino que para sus predecesores. O que sea casi imposible que haya cuatro centrocampistas a la par (Martino siempre juega con tres delanteros). O también, que Valdés haya hecho suyo el método de mandar un pelotazo al área rival antes que jugarla en corto para sus defensas.
A ello hay que unir que hombres como Neymar ayudan a acelerar esa idea de fútbol más directo y vertical. Con él sobre el césped, el ritmo se acelera. Nada de pausa. Nada de toque, toque y más toque...
Así pues, por mucho que insista Martino, la realidad apunta que, efectivamente, el Barça sí que ha cambiado su estilo. Eso no significa que los culés vayan a jugar peor. Sólo que ahora lo hacen diferente. Es la revolución silenciosa del Tata. O, si lo prefieren, la revolución 'mentirosa' del argentino.