Fútbol

La decisiones de Tito Vilanova crean dudas sobre su capacidad para dirigir el Barça

    Tito da órdenes en el Allianz Arena | Reuters


    Tito Vilanova y Jordi Roura están en duda. Lo están al menos para una parte notable de la afición blaugrana que en las últimas horas, tras la debacle culé en Múnich (4-0) no entiende muchas de las decisiones tomadas por el técnico y que, más allá de circunstancias personales, empiezan a pensar en su capacidad para estar al frente del proyecto blaugrana.

    Porque este Barça empieza a hacer aguas. No es flor de un resultado. Es la consecuencia de un año con más sombras que luces. ¿Fin de ciclo? Sólo el tiempo lo dirá.

    Y en ese debate entra, de nuevo, la figura de Tito Vilanova y, por extensión, de Jordi Roura. ¿Qué han podido hacer para evitar que las cosas hayan derivado en este pesimismo generalizado que se extiende por el Camp Nou?

    La respuesta es múltiple, pero se resume en una primera respuesta: más de lo que han hecho. Porque ayer, por ejemplo, frente al Bayern de Múnich, el técnico culé no tuvo capacidad de decisión frente a los germanos. No movió apenas un dedo con las herramientas de las que dispone para frenar la sangría blaugrana.

    Así, sus jugadores de banquillo comenzaron a calentar en el minuto 77 de partido y el primer (y único cambio) llegó en el minuto 82. Villa entró por Pedro. Un delantero por el mejor del Barça en el partido. Nada de revoluciones. Puro maquillaje.

    Antes, en los 82 minutos anteriores, el equipo lanzó por momento signos de que era necesario realizar algo, mover alguna pieza, por ejemplo, para contener un centro del campo potente como el del Bayern o para tapar las jugadas a balón parado.

    Ahí la presencia de Song podría haber sido útil en una medular en la que Busquets acabó desesperado y desfondado. Alexis podría haber sido elegido.

    La insistencia del técnico en el chileno es sorprendente. Sólo durante su ausencia en Nueva York el jugador perdió el puesto en favor de un Villa que en ese periodo brilló.

    Ya con Tito de vuelta a Barcelona, Alexis volvió a la titularidad. Y eso que Tello (el otro jugado que le puede disputar el puesto) suma números de escándalo en Liga. Ayer, el canterano estuvo en la grada. No fue ni convocado.

    La presencia de Messi

    Otra decisión que se puso en entredicho en el Allianz Arena apuntaban a Leo Messi. El argentino estuvo sobre el césped del campo muniqués, pero no jugó en él.

    Su estado físico tras la lesión de París lo tuvo más que mermado. Y es que, como bien dijo Zubizarreta en la previa del partido, Leo no tenía el alta médica. Pese a ello, y pese a los riesgos que suponía, el futbolista fue parte del once, aunque en realidad el Barça jugó casi con uno menos.

    Y en esa decisión las miradas también se posan sobre el cuerpo técnico que confió demasiado en la magia del argentino para resolver el encuentro. Aunque fuera más o menos evidente que el jugador no pudiera competir a tan alto nivel y en un partido de esta exigencia. Sin embargo, Tito y Roura insistieron. Messi titular. Y las consecuencias, obvio, se dejaron notar.

    Las faltas de rotaciones

    Este Barça ha llegado al tramo final de temporada más que agotado. Y es que el equipo culé apenas ha realizado cambios y movimientos en su equipo a lo largo del año. Apenas se han usado 14 futbolistas y de ellos, algunos eran suplentes más que frecuentes, como es el caso de Villa o Song.

    El abuso de los mismos jugadores día sí, día también, ha provocado que los pulmones blaugrana estén vacíos y que, cuando llega el momento de dar oportunidades a algunos futbolistas, éstos no estén listos. Es el caso de Bartra (que ayer fue titular con un nivel más que aceptable), Thiago el propio Song o Montoya.

    La motivación

    El último apartado señala a la capacidad de Tito Vilanova para dirigir un vestuario que parece carente de motivación, vació de hambre y ganas. Y es que con su llegada al banquillo se han visto actitudes que antes no se apreciaban, como las de tratar de mantener la posesión más por pura inercia que para hacer daño al rival.

    Fuera del campo han emergido ataques a los árbitros o comentarios de escasa autocrítica (salvo excepciones) que señalan a la figura de Guardiola como el hombre que, antes, conseguía mantener cohesionado y lleno de ilusiones a un conjunto que lo ganó todo.

    Que Vilanova sea capaz de rehacer la senda por el camino que dejó Pep depende del tiempo y de sus aptitudes, esas de las que ahora, una parte del barcelonismo duda.