Fútbol
Cesc, su mutación y por qué ahora es más determinante que Xavi e Iniesta
A Cesc Fábrebas le costaba. Parecía que jamás lo conseguiría pero, apenas un puñado de partidos después, ha logrado su objetivo. El medio del FC Barcelona ha logrado adaptarse a las exigencias de Tito Vilanova hasta convertirse en el centrocampista de referencia del Barça. Su exhibición ante el Depor amenaza con repetirse esta noche contra el Celtic de Glasgow.
Y eso que Cesc no está jugando de Cesc. El futbolista que aterrizó la temporada pasada en Barcelona era un jugador distinto del actual. Acostumbrado al ritmo Premier, lo suyo era jugar por detrás de los delanteros, casi como un segundo punta más y con libertad para hacer y deshacer a su antojo.
Así se comportó durante los primeros partidos con el Barça. Guardiola le siguió concediendo libertad y él respondió con goles y más goles hasta el punto de convertirse en el segundo máximo anotador blaugrana sólo superado por Messi.
Aquello, sin embargo, tuvo sacrificios. El Barça renunció a un defensa para que Cesc jugase a su antojo. Cuando la temporada se puso dura y Guardiola tuvo que jugar con cuatro zagueros, el panorama de Fábregas se hizo distinto. Tuvo que retrasar su posición y ahí, a disgusto, se disolvió hasta calentar banquillo en los últimos partidos de Liga.
En el arranque de este curso Tito Vilanova decidió ponerle en la misma posición en la que lo probó Guardiola el año anterior. Se convirtió en un medio más, con obligaciones tácticas y defensivas que parecían encorsetar al jugador. El propio Cesc se quejó varias veces de que no le gustaba lo que estaba haciendo.
Sin embargo, a base de insistencia, el modelo poco a poco fue cogiendo ritmo. Fábregas se ha adaptado y no sólo eso, se ha lanzado en velocidad de crucero hasta convertirse en el medio culé más determinante.
Exhibición a la gallega
Frente al Deportivo de la Coruña no sólo regaló tres asistencias de gol (dos a Messi, una Jordi Alba) es dos de ellas fueron ejercicios de ingeniería futbolística, al hueco y sin aspecias espacio, el catalán rompió líneas de presión coruñesa con facilidad asombrosa.
Tanto fue así, que hoy por hoy, y tras estas exhibiciones, empieza a tener un peso que por ahora no demuestran Xavi e Iniesta. El primero, fruto de las rotaciones, comienza los partidos en el banquillo y no tiene la continuidad que el cuatro culé. El segundo, recién salido de una lesión, necesita aún tiempo para volver a la primera plana del fútbol blaugrana. Ausencias ante las que Cesc no sólo no se ha arrugado, sino que ha crecido.
De seguir por esta tendencia, Tito Vilanova habrá conseguido lo que parecía imposible. Encontrar sustituto de garantías a quien parecía insustituible: Xavi Hernández.