Fútbol
Guardiola, Laporta, el divorcio con Rosell y la amenaza de la no renovación de Pep
Casi sin quererlo, el FC Barcelona se ha enfrascado en un serio problema, una suerte de pequeña guerra civil interna que, de crecer, podría convertirse en un serio problema. La confrontación abierta entre Guardiola y la actual junta directiva por la defensa de Joan Laporta ha causado mucho malestar entre los mandatarios, seguros de que con sus palabras, el técnico se cobra una vendetta ante la distancia que le separa de Rosell. Éste, sin embargo, no toma posiciones víctima de los éxitos del entrenador y de su amenaza por no continuar la próxima temporada.
Todo arrancó cuando, la semana pasada, el técnico sorprendió con una abierta defensa del patrocinio de Qatar Foundation al equipo blaugrana.
"Es el país árabe con una mayor libertad que he conocido", dijo el de Santpedor. Aquello generó enfado entre los socios que defendían el no por la defensa de los valores barcelonistas. Otros, en cambio, y como reconocieron en la asamblea de socios compromisarios, decidieron apoyar la iniciativa sólo porque lo había dicho Guardiola. Lo que diga Pep, es sagrado para ellos.
El espaldarazo fue importante para una iniciativa controvertida que colocó contra las cuerdas a Rosell y los suyos. Prueba de ello es el éxito con el que la iniciativa triunfó entre los socios presentes en la sala y la celebración tensa del presidente. "¡Toma ya!", le dijo a Toni Freixa. La expresión, cazada por un micrófono indiscreto, reflejó la importancia del momento.
El órdago de Guardiola
Sin embargo, unas horas después, Guardiola se tomaba cumplida revancha y reclamaba su cuota de protagonismo reclamando un paso adelante de la directiva casi como paso claro del favor prestado anteriormente.
"Me escogieron para entrenar al Barcelona. Cogió el club en una situación precaria y les debemos mucho porque hicieron cosas extraordinarias. Espero que la gente reflexione", comentó el técnico lanzando un claro reto a la directiva blaugrana.
Su portavoz recogió el guante con tacto, pero sin entusiasmo. El comentario ha sentado mal. Resulta obvio: "No me esperaba las palabras de ayer de Guardiola, pero las respetamos", dijo Toni Freixa. El trasfondo del caso, la demanda que presentó la actual junta directiva contra la anterior ante las anomalías en sus cuentas.
De confirmarse esta mala gestión, Laporta y sus compañeros en aquellos dos mandatos deberán aportar los 2'8 millones de euros en formato de aval ante posibles problemas económicos. Esto arruinaría al mandatario y a muchos de sus colaboradores. De ahí el llamamiento de Guardiola, llamamiento altisonante.
Freixa, lejos de echar marcha atrás, se ratificó en su demanda. "Fue una decisión del club. No de una junta contra otra. No podemos decirles a los socios que lo que decidieron en su día ya no tiene validez", comentó en Radio Catalunya.
El miedo a que Pep no siga
La pelota ahora está en el tejado de Rosell y los suyos. Las ya marcadas distancias entre el presidente y el entrenador se agiganten y, por medio, un problema: Guardiola todavía no ha renovado. Este tipo de problemas podrían forzar la no continuidad del técnico, un golpe bajo para la zona noble del Camp Nou.
Los actuales mandatarios no entienden que Pep no haya aceptado las constantes ofertas de tres años, con sueldo notable, que le ha ofrecido la actual junta directiva. Pero Guardiola, se quiera o no, tiene el poder de decisión y con él, el de presión sobre Rosell y los suyos. Si decide no seguir, podría causar una grave crisis en la institución. De quedarse, podría exigir a los mandatarios un cambio de rumbo con respecto a Laporta.
Duro órdago para un equipo acostumbrado en los últimos años a la gloria deportiva, que no a los problemas e intrigas palaciegas que rodean al mejor equipo del mundo.