La gran mentira del Balón de Oro: Messi, Blatter y el caos de la FIFA
El Balón de Oro ha vuelto a generar decepciones contrastadas, esta vez, bajo el auspicio de una FIFA que ha fagocitado el tradicional premio de France Football para hacerlo suyo y revestirlo de las tradicionales incongruencias de un organismo que va camino de alcanzar la cima de su propio esperpento. El Balón de Oro ha sido en 2010, más que nunca, un Balón de Mentira.
Lo ha sido porque ha roto su propia estadística, porque ha violado más que nunca sus ya de por si inestables criterios de votación y porque ha atendido a criterios nunca antes visto con ejemplos de charanga en votaciones que nunca deberían formar parte de algo tan importante como es la elección del que es mejor jugador del planeta.
¿Qué se vota en el Balón de Oro?
Quizá esa debería ser la primera cuestión que debería dejar claro la FIFA. Antes también debió hacerlo France Football. ¿Qué es exactamente lo que se vota en este galardón? Supuestamente, el mejor jugador del mundo, pero, ¿el mejor jugador del mundo o el más relevante en un año?
Son cuestiones totalmente diferentes. Atendiendo al primer criterio, seguramente tenga razón el premio de este ya clausurado 2010. Messi es el mejor, por sí mismo capaz de hacer cosas que nadie más en este planeta puede.
Sin embargo, si se atiende a qué jugador es más determinante, qué jugador ha sido más clave para sus equipos en un año natural, la lógica dice que Xavi e Iniesta deberían haber ganado en 2010. Quizá sin ellos dos Messi, no habría hecho nada en el Barça. De hecho, sin ellos, Messi no hizo nada con Argentina en el Mundial.
Ahora el Mundial no cuenta
Este torneo suele ser el que decantaba por tradición los Balones de Oro anteriores. En los últimos 20 años, los galardonados habían alzado meses anteriores la Copa del Mundo. Cannavaro en 2006, Ronaldo en 2002, Zidane en 1998 o Matthaus en 1990.
Solo Stoichkov en 1994 no lo hizo, si bien el búlgaro lidero a su modesta selección en EEUU hasta las semifinales y fue pichichi. Al menos él sí que hizo algo en el Mundial de marras; Messi, no.
La lógica de esta inercia decía que el color del premio debía ser español, pero lo han querido así los encargados de elegir al campeón. Ese es otro de los factores que desvirtualiza más todavía este premio.
Y el Chad votó a...¡¡Asamoah!!
El Balón de Oro anterior, el de France Football, lo otorgaban los periodistas corresponsales de la revista por todo el mundo. La inclusión de los seleccionadores y capitanes de la FIFA no ha hecho más que hacer más estrambótica la decisión.
Ejemplos: Del Bosque no se llevó el galardón a mejor entrenador porque los representantes Zwazilandia votó al completo a Mourinho. La diferencia entre ambos ha sido apenas de un puñado de votos (35.92% frente al 33.08% del seleccionador nacional).
Además, ni Messi, ni Iniesta ni Xavi han sido los mejores jugadores del mundo para delegaciones como la del Chad que votó a Asamoah (St Pauli -Bundesliga-) o la de las Seychelles, que votó a Drogba.
¿De verdad deben valer los mismos los votos de estas federaciones sin apenas peso futbolistco mundial que las de otras como Alemania, Brasil, Italia, Argentina...?
Para mucho no, pero para la FIFA sí. Especialmente para Blatter, quien apoya su constante reelección como presidente de este organismo precisamente gracias al apoyo de estas pequeñas federaciones y no al de otras como la española, que ha visto cómo en apenas un par de meses ha recibido su segundo gran palo: ni Mundial 2018, ni Balón de Oro.