Fútbol

Ultra Sur, Boixos Nois, Frente Atlético...así son los grupos violentos que el Gobierno quiere frenar

    Uno de los aficionados del Anderlecht que invadio el campo de San Mamés


    España quiere dejar de ser un criadero de grupos violentos disfrazados de aficionados al fútbol. El gobierno ha impulsado en su último Consejo de Ministros una iniciativa para que los clubes tengan controlados a sus radicales y evitar las batallas campales y agresiones que tiene como protagonista a los ultras.

    "Los clubes de fútbol tendrán un registro para controlar a los seguidores y evitar así a los grupos violentos, ha comentado María Teresa Fernández de la Vega

    La iniciativa tiene un único objetivo: frenar el clientelismo existente entre clubes y radicales. Relación enquistada durante los últimos 20 años y que sigue manteniéndose de forma preocupante.

    El Athletic y la vergüenza belga

    El último incidente grave llegó desde Bilbao. Los ultras del Anderletch invadieron el cesped de San Mamés e iniciaron una batalla campal tras las provocaciones de los ultras rojiblancos. Éstos también saltaron al verde para contrarrestar el ataque belga. La vergüenza llegó a su culmen cuando un aficionado vasco orinó desde una grada a los forofos rivales que se encontraban en una grada inferior.

    Conclusión: la Liga española volvió a acaparar portadas en europa arrastrando la mala fama que precede a nuestros estadios.

    Los directivos del Athletic prometieron incrementar más la seguridad, pero nada dijeron de sancionar a un grupo de radicales acostumbrados a sacar pancartas en apoyo a los presos etarras o a protagonizar lanzamientos de objetos de alta gravedad.

    Hace varias temporadas, Cuellar, el portero del Atlético vio como un petardo de alta potencia le estallaba a pocos centímetros dejándole 'grogui' durante varios minutos.

    El Frente Atlético, también en Europa

    Precisamente el conjunto del Calderón también se lleva también parte de las críticas. El Frente Atlético protagoniza con demasiada frecuencia actos violentos poco edificantes. El último: una pancarta provocativa en el fondo durante el encuentro frente al Galatasaray en el que se podía leer "Turquía no es Europa".

    Se encendió la mecha de la ira en los violentos rivales. Los foros de Internet turcos se llenaron de amenazas. El equipo madrileño aconsejó a sus aficionados no viajar a Estambul para evitar problemas.

    También a través de Internet se han convocado varios de los encuentros violentos que ha protagonizado estos hinchas y los del Sevilla. El grado de saña y miedo entre ambos colectivos ultra es tal, que el presidente del Sevilla, José María del Nido, se niega a jugar en Madrid la final de Copa por temor a que se pueda producir una encerrona contra sus socios.

    Valencia tiene muchas papeletas para albergar la sede. Los aficionados pacíficos de los hispalenses tendrán que desplazarse mucho más lejos y con más incomodidades a otra ciudad por los actos de los violentos.

    Ultra Sur y el apoyo de los galácticos

    La capital de España también es conocido por los Ultra Sur. El grupo radical del Real Madrid levantó este año las alarmas en su desplazamiento a Marsella. Unos 150 de sus miembros más radicales se colaron en la expedición de aficionados a la ciudad gala. El antecedente entre el Atlético y los ultra de este club hizo temer una nueva batalla campal. Tampoco Florentino Pérez mueve ni un dedo contra ellos.

    Es más: sus jugadores siguen lanzando guiños a este grupo. El último, el holandés Van Nistelrooy, despidiéndose con ellos de la casa blanca cuando su último partido como merengue terminó.

    Los Boixos y la presión culé

    El otro grande de España, el Barça, también ha visto a sus radicales protagonizando incidentes violentos, si bien es cierto que Laporta, desde que llegó al Camp Nou, ha frenado y suprimido buena parte de su actividad.

    Lejos quedan episodios como el clásico del cochinillo. Ahora los violentos sólo ejercen su fanatismo lejos de las canchas (como el violento equipo de fútbol de los Boixos Nois conocido como los Bada Bin) o en estadios donde no se les controla como en el campo culé (lanzamiento de bengalas a aficionados del Espanyol en Montjuic el año pasado).