Fútbol
El Barça sentencia la Liga con un fútbol de ensueño
El Barcelona ha dejado vista para sentencia la Liga, tras batir con claridad al Real Madrid (2-6). El conjunto de Guardiola ha mostrado su mejor versión y podrá centrarse en el asalto a la Champions League.
La lógica tuvo una cita aplastante en el Bernabéu. Jamás un partido reflejó de una forma tan real la situación de dos equipos, de sus respectivas entidades, al fin y al cabo.
El Barça ha dado una lección ejemplar, de las que no se olvidan, de las que recordará la gente con precisión: todo el mundo sabrá dónde estuvo y con quien vio este encuentro.
Lo visto en el Bernabéu recuerda a ese estudiante que ha preparado minuciosamente la lección y sabe que a sacar sobresaliente. El Madrid, justo lo contrario: dependerá de que le pregunten lo que se sabe o de que mire de reojo la respuesta del compañero. Con distinto estilo se puede sacar la misma nota, pensaron los blancos.
Con este planteamiento es fácil descifrar lo que ha sido el partido. Boluda habló de 'chorreo' antes de jugar ante el Liverpool, y más desafortunado no pudo estar: cada fracaso del Madrid tiene un fácil titular desde aquel día.
Un gol esperanzador
Y eso que la definición del actual Madrid se plasmó de salida. Sabían que el Barça era mejor y que debían tirar de casta. Por eso, tras los primeros fallos, increíbles, del líder, llegó el gol de Higuaín. Un cabezazo impoluto que ponía la Liga al rojo vivo. España entera creyó por instantes que el modelo caótico del Madrid volvería a salir por la puerta grande.
Pero poco duró la alegría. Exactamente lo que tardó el Barça en tener puntería. Dos errores en tres minutos fueron letales para los blancos. Henry se quedó solo con Casillas y le batió. Puyol cabeceó con maestría un corner. Doble golpe de autoridad del Barça.
Se llevaban 20 veinte minutos, y se veía venir el desenlace. Fueron minutos de ensueño del Barça. La maestría con la que movía la pelota chocaba con la impotencia del Madrid para intentar robársela. Casillas tuvo que aparecer una y otra vez. Evitó una infinidad de goles cantados. No hace falta contarlos, porque daría miedo si se hace una lista. Messi, principalmente, fue el gran 'damnificado' con los errores ante el meta.
Fue precisamente el argentino el encargado de lograr el 1-3. Lass, imprescindible en el Madrid, tuvo un cruel destino en el 'clásico'. Su pérdida de balón ante un avispado Xavi fue culminada por la 'Pulga'. la victoria empezaba a quedar clara, y se empezaba a intuir la machada. Y así se llegó al descanso.
Un Barça 'sobrado'
La segunda mitad tuvo un comienzo extraño. El Barça seguía teniendo la pelota, pero se sentía superior, incluso molesto. No le gustó que se pusiera en duda su supremacía a nivel nacional y se dedicó a marear al Madrid, sin mayor objetivo que todo el país hablara de su superioridad. Ramos, en otro remate marcó, y a Guardiola no le hizo la más mínima gracia.
Y es que si hay alguien que haya sido especialmente comedido este año, es el técnico de Santpedor. Con 2-3 volvía a florecer la leyenda del 'canguelo', del Madrid épico que siendo avasallado consigue ganar los partidos simplemente porque es el Madrid. Lo que le gusta, y el triste remedio que le ha quedado este año.
Pero la realidad volvió a desnudar el ánimo del madridismo. El Barça se repuso con contundencia de los goles blancos. Henry aprovechó una deficiente defensa blanca, empeñada en tirar el fuera de juego a 30 metros de la portería. Era el 2-4 y el desánimo volvió a inundar el Bernabéu.
El problema del Madrid, entre otros muchos, residía en su ansiedad. Se sabía inferior, pero quiso defender esa camiseta con un estilo suicida. Ningún equipo le ha dado tantas facilidades al Barça. El Madrid, al contrario que el prudente Chelsea, pensaba que podía morir matando. Pero que se iba a estrellar se veía a leguas.
Y ahí se acabó el partido. El público, anestesiado ya por lo que se veía venir desde hace tiempo, se empezó a marchar en tromba. La impotencia era máxima. Los rondos del Barça fueron una constante. Siempre al ritmo de Xavi, con la colaboración de un inmenso Iniesta. El más desorientado fue Eto'o, que en la banda no tiene chispa.
Llegaron el quinto y el sexto. Messi y Piqué volvieron a aprovechar los enésimos desbarajustes en defensa para sellar un resultado sideral, orgásmico. Y pensar que la Cibeles estaba vallada...