Honduras:campesinos se aferran a fincas tomadas pese a temor a propietarios
Protegidos del sol y la lluvia por casuchas de madera y plásticos, unos 600 campesinos resisten en la finca 'Los Laureles' temerosos de un repentino ataque de los guardias de terratenientes a quienes arrebataron la tierra en el valle del Aguán, en el noreste de Honduras.
Cada madrugada, aún en medio de la penumbra, los campesinos dejan sus rústicas camas de madera y se alistan para la faena, que inicia con la corta de las semillas de palma africana, de la cual se extrae aceite para la industria cosmética y de alimentos.
La labor corre pareja para hombres, niños y mujeres, aunque a ellas corresponde -antes de internarse en las densas plantaciones- hacer las tortillas y cocinar los frijoles y los huevos para el desayuno de las familias.
Ésta, como las anteriores y posiblemente las futuras, será una jornada cumplida en un permanente estado de tensión por la amenaza siempre latente de un ataque
La última ocupación fue la de 'Los Laureles', pero miles de agricultores organizados tomaron 7.000 hectáreas de los latifundistas, en medio de un clima de violencia que deja 78 muertos (63 campesinos, y 14 guardias y un empleado de los terratenientes), según cálculos de las partes en conflicto.
En un intento de calmar la situación, el Congreso prohibió el miércoles portar armas en la zona, aunque exceptuó de la medida a los servicios de seguridad de las empresas. El desarme legalmente aún no ha entrado en vigor, pero el gobierno ya mandó refuerzos a los militares y policías que estaban en la zona.
"En este momento la amenaza más grande es el ejército y la policía, con ese decreto con el que van a desarmarnos, porque no van a desarmar a los guardias de Facussé sino solo a nosotros", se quejó Pérez.
Para pobladores de la zona, la presencia policial y militar es más un factor de intimidación que de tranquilidad, pues se sienten en un virtual "estado de sitio".
Dos campesinos cargan frutos de la palma africana en Los Laureles, Tocoa, a unos 600 km al noreste de Tegucigalpa, el 4 de agosto de 2012.
Varias mujeres cocinan en un campamento improvisado en la finca Los Laureles ocupada por campesinos desde hace un mes en Tocoa, 600 km al noreste de Tegucigalpa.
Campesinos duermen bajo tiendas en la finca Los Laureles que ocupan desde hace un mes y donde cosechan palma africana, 600 km al noreste de Tegucigalpa el 4 de agosto de 2012.