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¿Qué esperar de 2018? En la era de LinkedIn, vuelve el networking presencial

    <i>Imagen de Dreamstime</i>

    Arturo de las Heras

    En 2018 asistiremos a la confirmación de un fenómeno que ya ha sido tendencia en los últimos años y que va claramente a más. Me refiero al extraordinario revival que está experimentando el networking presencial. No deja de ser curioso que, en plena era tecnológica y con herramientas como Linkedin ya plenamente establecidas e integradas en el día a día de los profesionales, el contacto cara a cara, el apretón de manos y el poder mirar a los ojos de tu interlocutor siga siendo, más que nunca, el canal preferido y más efectivo para establecer relaciones valiosas y duraderas en los entornos profesionales.

    Y no es que los contactos digitales hayan perdido empuje. Una red profesional como Linkedin se ha ganado, por méritos propios, un lugar insustituible en la gestión de la marca personal de cualquier profesional. Porque, bien utilizado, el networking online abre innumerables puertas. El perfil de Linkedin es una tarjeta de presentación inmejorable y lo primero que tanto un reclutador como un potencial socio o cliente van a mirar de cualquier nuevo contacto. También es un escaparate de primer nivel para mostrar nuestro trabajo de un modo ágil, operativo y atractivo. Gracias a esta poderosa herramienta, nuestra capacidad de relación traspasa fronteras y extiende sus tentáculos mucho más allá de lo que podríamos haber soñado hace solo unos pocos años, tanto para la búsqueda de empleo como para la generación de oportunidades de negocio.

    Sin embargo, y a pesar de sus muchas ventajas, el networking virtual, por sí solo, también tiene importantes carencias. La principal: carece del calor y la cercanía del contacto cara a cara. Y es que el contacto personal sigue teniendo un efecto muy poderoso a la hora de certificar relaciones profesionales fructíferas. Las personas seguimos siendo seres 'químicos', que necesitamos de la proximidad física de aquellos con quienes nos relacionamos para sentirnos seguros y confiados. Necesitamos 'desvirtualizar' a los contactos con los que tenemos tratos profesionales, sacarlos de su ámbito estrictamente profesional para asomarnos a la persona. Los negocios se hacen, no lo olvidemos, entre personas, y más, si cabe, en unos entornos tan cambiantes y competitivos como los actuales.

    Contactos personales

    En este marco, los contactos personales recobran protagonismo como principal herramienta de relación. Un networking personal, que, eso sí, se ha tenido que actualizar y adaptar a los nuevos entornos. Ya no se trata, como sucedía hace unos años, de acudir a la principal feria o congreso de nuestro sector a repartir tarjetas indiscriminadamente, o a soltarle nuestro discurso comercial a todo aquel que se dejara abordar.

    Afortunadamente, hoy el networking presencial se ha profesionalizado. Por un lado, la obsesión cortoplacista por "hablar de mi libro" ha sido reemplazada por una visión de escucha activa y una orientación al win-win mucho más sutil pero también más efectiva a la larga. Clubes privados como el Club Financiero Génova se han posicionado como verdaderos foros de innovación y colaboración, espacios de encuentro en los que profesionales de primer nivel de todos los ámbitos acuden para compartir, en un ambiente distendido y cercano, experiencias y puntos de vista.

    Por otro, la improvisación que solía caracterizar a aquellos pescadores de oportunidades de hace unos años ha dejado paso a una concienzuda planificación en la que se marcan objetivos, así como las estrategias y acciones concretas que hay que realizar para alcanzarlos. Esa planificación incluye, por ejemplo, una selección cuidadosa de los foros a los que se acude.

    Organización de eventos

    Los organizadores de eventos de networking son conocedores de esta nueva realdad. Empresas como DIR&GE, especializadas en organizar encuentros ad hoc de alto impacto para directivos, más concentrados y efectivos, son exponentes de esta tendencia. Así, ganan protagonismo las actividades de nicho y de corta duración, diseñadas para aprovechar al máximo el impacto de esa asistencia, en detrimento de los macroeventos inabordables desde el punto de vista de agenda. Un buen ejemplo es La Gala de RR. HH., que en una sola jornada reúne a lo más granado de su sector.

    En cualquier caso, no se trata de opciones excluyentes. La mejor manera de potenciar la eficacia del networking, ya sea virtual o presencial, es combinando ambos. Porque nada reforzará más el impacto que provoquemos en la memoria de un contacto al que conocimos brevemente en un acto que recibir poco después una invitación a conectar desde nuestro perfil de Linkedin. Y, a la inversa, nada estrechará y consolidará más nuestra relación con un contacto interesante surgido de la Red que tener la oportunidad de saludarle en persona en una firma de libros o en una entrega de premios en la que ambos coincidamos. Si sabemos que está allí, busquémoslo, presentémonos y recordémosle nuestro vínculo virtual. Ya no nos olvidará.

    Arturo de las Heras, director general del Grupo CEF.- UDIMA