Firmas

El Silicon Valley de Ciudadanos, a examen: ¿podemos convertir España en una Start Up Nation?


    Juan Gorchs

    Una de las propuestas estrella de Ciudadanos para reciclar parte del modelo productivo de España es convertir nuestro país en el Silicon Valley de Europa. Particularmente, y bajo mi experiencia, creo que es una de las mejores vías para cambiar la situación de este país. Pero dicho esto creo que una cosa es decirlo y otra bien distinta es hacerlo. Y más aun si cabe hacerlo en una sola legislatura.

    Al menos hay un partido político que pone encima de la mesa propuestas para cambiar de rumbo, ya que la realidad tecnológica está creando dos tipos de países: los que se adaptan y los que no. De la mayoría de partidos políticos solo escucho palabras acerca de la importancia de innovar en nuestro país, pero me temo que ni siquiera llegan a entender bien qué significa eso de innovar.

    Así las cosas, querría plantear los pros y los contras que pueden tener este tipo de medidas que plantea Ciudadanos en caso de que no se haga bien o no se tengan en cuenta ciertos aspectos socio-económicos de España. Porque lo primero que tenemos que analizar es la materia prima con la que cuenta el país.

    De hecho, escucho continuamente hablar de lo superpreparados que están nuestros universitarios, del auge de emprendimiento y del talento que desaprovechamos. Y yo no estoy tan de acuerdo porque tengo una incubadora tecnológica y me las veo y me las deseo para encontrar profesionales que estén a la altura. En España es difícil encontrar gente buena de verdad, posiblemente porque muchos de los que valen se van. No das una patada y te salen 100 ingenieros megapreparados, cumplidores y comprometidos.

    Cambio de mentalidad

    La primera regla es la ilusión. Y la realidad es que somos más un país de Belén Esteban y Cristiano Ronaldo que de Mark Zuckerberg y Steve Jobs, una realidad que debemos asumir si queremos influir sobre los jóvenes. Nuestros emprendedores de éxito son personas anónimas que suelen ser más valoradas fuera que dentro de nuestro país, no estrellas de rock ni celebrities que van a programas de televisión. Ésta es la primera semilla que hay que plantar para que el árbol de la innovación, la creatividad, el emprendimiento y el negocio tecnológico acabe dando sus frutos en nuestro país.

    Un ejemplo claro de influencia social lo tenemos en cómo los cocineros se han convertido en chefs en España. Porque hace 20 años ser cocinero era para muchos una profesión de segunda y pocos jóvenes se planteaban su futuro en una cocina. Pero personajes como Ferran Adriá, Joan Roca, Martín Berasategui y un largo etcétera han sabido crear los cimientos para poder cambiar el concepto del cocinero y llevarlo más allá. Hoy en día hay un verdadero negocio creado alrededor de la cocina y de los chefs.

    Los jóvenes buscan iconos donde reflejarse, y si queremos que se conviertan en emprendedores de éxito tenemos que mostrarles a los verdaderos emprendedores de éxito para que les sirvan de guía.

    La segunda regla es la formación. Las propias universidades deberían ser el caldo de cultivo de nuestros emprendedores, fomentar la competitividad entre estudiantes, estimular la excelencia y sobre todo adaptar la formación a las necesidades reales del mercado. Muchas de las universidades de nuestro país están obsoletas porque dan mucha paja y poca chicha, mucha teoría y pocas prácticas.

    Además, el sistema de becas está enfocado a las notas y no a la capacidad de crear y generar negocio de los estudiantes, y hay verdaderos genios que sacan malas notas porque no se les sabe estimular.

    El ejemplo de Israel

    La tercera regla para crear un país que pueda vivir de la innovación es la inversión, porque hace falta dinero y sobre todo hace falta saber dónde y cómo invertirlo. El gran problema que hemos tenido en España es que quien maneja el dinero no suele tener ni idea de dónde invertirlo para que éste sea efectivo desde el punto de vista tecnológico.

    Un buen modelo sería el de Israel, que con poco más de 8 millones de habitantes es una máquina de generar emprendedores de éxito. Por algo algo llaman al país la Start Up Nation. Mucha de la tecnología que usamos ha sido pensada y desarrollada en sus universidades y por sus emprendedores, y su secreto se basa en invertir el 4,7% de PIB en fomentar y crear start ups que mantengan su nivel tecnológico en el primer nivel del escalafón mundial.

    Aunque allí es el Gobierno quien pone los fondos no es el Gobierno quien decide donde invertir, sino que son las incubadoras especializadas las que analizan los proyectos en los que poner el dinero. Es decir, que son los expertos los que valoran dónde y en qué invertir en función de las necesidades fijadas. Pero no sólo incuban empresas, sino que también las acompañan en todo el proceso de maduración inyectado la financiación necesaria para que no se quede en el camino siempre y cuando que los proyectos sean prometedores.

    En España es fácil conseguir 50.000 o 100.000 euros para arrancar un proyecto y lo complicado de verdad es lograr financiación para una segunda o tercera fase. Esto provoca que muchos emprendedores gasten sus pocos ahorros o sus indemnizaciones laborales en proyectos que están destinados a morir aún siendo buenos por no tener suficiente músculo financiero. Por tanto, saber invertir bien, darle el dinero a gente que realmente conozca el mercado y acompañar a los proyectos y emprendedores durante todo el proceso de creación de la empresa es clave para generar valor en nuestro país.

    No todo es dinero

    La cuarta regla sería explicar bien qué es un emprendedor. Porque un emprendedor no es aquel que se forra en dos años, un emprendedor no busca el pelotazo sino que busca crear e innovar aunque no se forre. Muchos chavales con los que hablo, que se han metido a emprendedores, me trasmiten su ilusión por crear algo y que venga Google y se lo compre. Y yo les recomiendo alejarse de las ilusiones millonarias, trabajar duro en sus proyectos para poder vivir dignamente de lo que han montado y aportar valor al país. Eso eso es ser emprendedor de verdad.

    Al igual que los inversores privados, los emprendedores deben saber que innovar supone muchas veces tirar el dinero a la basura porque innovar no siempre supone el éxito comercial.

    La quinta y última regla sería ser patriota. Nos gusta más lo de fuera que lo de dentro, y lo primero que tenemos que hacer para vender algo fuera es comprarlo nosotros mismos y defenderlo a capa y espada. De nada sirve crear algo en nuestro país si compramos lo que nos vendan los de fuera. Tenemos que ser más patriotas y saber vendernos mejor.

    Si Ciudadanos consigue poner de moda entre los jóvenes ser emprendedor, pero un emprendedor de verdad, de esencia y no de Hollywood, y consigue remodelar la formación y canalizar los fondos para que sean realmente efectivos para las empresas y proyectos que innovan, creará las bases para que España pueda convertirse en una Start Up Nation de verdad.