Firmas

La borrosa frontera entre partido y Gobierno: militantes y cuentas de Twitter

  • Muchos ministerios usan sus cuentas de Twitter de manera deficiente y pueril
Captura de un tuit del Canal 24 Horas (@24h_tve).

José Ignacio Chaparro

España tiene una incapacidad congénita para diferenciar los intereses generales de los particulares, incluidos por supuesto los intereses particulares de los partidos frente a los generales del Estado. Por eso puede ocurrir en España que un parlamentario viaje a un acto de partido (o a visitar a los allegados) a costa del presupuesto del Congreso. Por eso cada vez que un Gobierno cambia de signo, las instituciones se llenan de empleados de libre designación mientras otros empleados son apartados por haber logrado su puesto cuando el 'carnet de acceso' era diferente.

Nada nuevo hasta aquí pero ¿también en Twitter?

La proverbial sumisión política de RTVE bordeaba el absurdo en la cuenta del Canal 24 Horas (@24h_tve) cuando aseguraba hace dos días que "En los momentos de dificultad, en los momentos complejos se puede confiar en el PP". Las comillas las he puesto yo porque los periodistas tenemos la manía de entrecomillar las afirmaciones ajenas para diferenciarlas de los hechos más o menos veraces y constatables que narramos habitualmente. Quien maneja la cuenta de Twitter de Canal 24 Horas no tiene esa costumbre.

Hoy, la cuenta del ministerio de Fomento (@fomentogob) tuiteaba: "@anapastorjulian n el @elprogramadear lo que quedó claro ayer es que el liderazgo de @marianorajoy es indiscutible". No entraré en la ortografía, en la pertinencia de una exhaustiva narración de una tertulia televisiva ni en el contenido de otras publicaciones cuestionables que al menos trataban la coyuntura económica. Pero invito a quien escribiera ese tuit a que me justifique su relevancia para el Ministerio. Yo juraría que eso es materia de partido, no de Gobierno.

Igual soy un malpensado pero el Partido Popular difundió recientemente entre sus afiliados una circular en la que les invitaba a enrolarse como voluntarios para propagar en Twitter y Facebook las ideas del partido y a "contrarrestar y rebatir los argumentos de otras formaciones". Quizá algunos responsables de redes recibieron esa circular. Eso sería tranquilizador, porque su militancia daría explicación a la deficiente y pueril gestión de muchas las cuentas de Twitter de los ministerios.

Los que más horas pasan en Twitter quizá recuerden aquella mañana en la que ¿el / la? responsable de la cuenta del ministerio de Agricultura (@magrama) aprendía a enlazar tuits con la propia cuenta del ministerio, con más de 47.000 seguidores mirando. Y mención especial merece el tuit del ministerio de la presidencia (@desdelamoncloa) que ironizaba sobre cierta tendencia alemana a "cargarse Europa".

Esta disfunción, claro, no es patrimonio exclusivo del Gobierno central. El día del accidente de Germanwings que costó la vida a 150 personas, el Gobierno de Cataluña (@govern) publicó un tuit con el número de atención para los afectados que llamaran desde fuera de Cataluña. Pero a lo que estaba fuera de Cataluña lo llamaban "l'estranger".

Es importante diferenciar el partido del Gobierno porque quizá ese militante tan leal no es el servidor público más apropiado y acaba convirtiendo una útil herramienta de comunicación institucional en otra trinchera de la España polarizada.

Es importante diferenciar el partido del Gobierno porque si no lo haces, Sáenz de Santamaría se niega a responderte en las ruedas de prensa ("No corresponde al Gobierno valorar las actuaciones de los partidos...") y porque no diferenciarlos podría llevar a los partidos a utilizar las instituciones y el dinero de todos para favorecer intereses de partido, que son los intereses de unos pocos. Podrían disparar el gasto en publicidad institucional. O, llamadme loco, podrían emprender inversiones disparatadas para contentar a contribuyentes que no verán la factura hasta después de las elecciones.