Firmas

Más allá de los test de estrés



    Será por fin este domingo día 26 cuando conozcamos los resultados de los test de estrés. Conviene señalar que a través de este tipo de exámenes se intenta conocer cual sería la situación patrimonial o solvencia de los principales bancos del área euro si la economía tuviera un comportamiento malo, tirando a muy malo, y que el mismo se prolongase en el tiempo, es decir más que una recesión que asistiéramos a una depresión. Para ello se intenta simular la afectación y correlación que esa supuesta depresión tendría en los activos del banco analizado, así como el impacto en la cuenta de resultados y su implicación en el nivel de recursos propios o capital de la entidad; de esa manera se intenta detectar los puntos débiles de cada entidad y las posibles necesidades de capital.

    elEconomista ya ha venido haciéndose eco de los rumores y filtraciones a la prensa: no habrá sorpresas destacadas. Parece que salvo algunos bancos puntuales, en total once de los ciento veintiocho bancos analizados -aquellos con más de 30.000 millones en activos dentro de su balance-, tendrán problemas, el resto no. Las entidades cuestionadas estarían radicadas en: Grecia, Portugal, Austria, Bélgica e Italia, así como Chipre. Para los españoles las valoraciones serán buenas o al menos pasarán los test, aún cuando se ha intentado poner zancadillas y piedras en nuestro camino. Sin embargo, no parece que tengamos que temer nada aunque el tratamiento a los préstamos a pymes y el valor que se dé a la deuda pública puede provocar que alguna lo pase con un aprobado justo, habrá pues que estar atento. Nuestro ministro de Economía, Luis de Guindos, ya ha dejado caer su optimismo. Conviene señalar que es normal la salud de la banca española, la reestructuración ha supuesto más de cuarenta mil millones de capital que como alguna vez hemos comentado ya veremos como se recupera, por otra parte la banca española lleva, desde que se pidió la ayuda para la recapitalización bancaria, tremendamente radiografiada, vigilada y escrutada. En Alemania y Francia, países de referencia, tampoco parece que vaya a haber entidades señaladas. Normal, pues los germanos ya se han encargado de retirar de estas pruebas a la banca más pequeña -balance inferior a 30.000 millones en activos-, si lo prefieren, las que no presenten riesgo sistémico o con posibilidad de dañar gravemente a la economía mundial y no solo a la de su país.

    El lunes es previsible que los comentarios sean positivos y hablarán de lo bien que lo hemos hecho en España. Pero después de la complacencia y el orgullo nacional, ¿existen realmente motivos para la alegría? ¿Van ya los bancos a prestar dinero? En este sentido ya veremos los comentarios pero no serán tan complacientes.

    No serán complacientes porque aún estando la banca saneada, esto no significa que vayan a lanzarse a la concesión de créditos. Desde hace tiempo el cómputo total de los préstamos está bajando y esta tendencia continuará. Son muchas las razones para pensar así por ejemplo que las tasas de morosidad han aumentado -cierto que en parte es debido a la caída del saldo total de préstamos vivos comentado anteriormente-, también que la economía española sigue mostrando señales de debilidad por culpa de la influencia de la situación mundial y europea. Además, la demanda de préstamos sigue siendo baja y en muchos casos la solvencia de la misma deja mucho margen de duda en cuanto a la devolución de los préstamos. Por otra parte y aún cuando la banca española apruebe, hay entidades que no tienen el suficiente "músculo financiero", que decía el FMI, para lanzarse a una mayor actividad en el préstamo.

    El panorama sobre el crédito no es muy alentador, aún cuando las entidades bancarias españolas -la mayor fuente de financiación para pymes y familias en España- sorteen estas pruebas y tengan una salud en sus balances razonablemente buena. El problema radica en la dependencia de nuestra economía en el crédito bancario y la necesidad de diversificar las fuentes de financiación. Las grandes empresas -las de Ibex 35 y alguna más- que en un primer momento de la crisis se vieron ahogadas con la mejoría de los mercados de capitales han ido emitiendo activos de renta fija y hoy en día no tienen problemas de financiación, incluso algunas ellas han hecho acopio de liquidez. Pero estamos hablando de un porcentaje ínfimo de empresas, aún cuando tengan una importancia enorme desde el punto de vista del volumen y del peso económico de su producción, el problema está en el resto de agentes económicos.

    Para empresas medianas, pymes y familias solo queda apelar a la necesidad de diversificar sus fuentes de financiación. Desde luego el panorama está cambiando pero aún queda mucho por hacer. Para las empresas medianas el MARF -Mercado Alternativo de Renta Fija- es una realidad ya consolidada y que en pocos meses es posible que veamos como aumentan de forma considerable las emisiones de bonos y pagarés. El resto de posibilidades, el denominado shadow banking o banca paralela, es incipiente pero prometedor. Comienzan ya a existir plataformas de crowfunding y otras figuras que sin lugar a dudas están llamadas a ocupar en el futuro un papel complementario a la banca en materia de financiación. Desde luego si está pensando en pedir crédito, ya sea como responsable de una empresa o como familia, le recomendaría que no cierre la puerta a la banca en paralelo, pues el shadow banking ha venido para quedarse.