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La gran falacia: Derechos Humanos en un mercado globalizado

  • DDHH y globalización conforman el desarrollo de la civilización occidental
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Se denomina oxímoron a la figura literaria que introduce en una estructura sintáctica dos expresiones o palabras totalmente antitéticas o excluyentes entre sí: por ejemplo fuego frío o luminosa oscuridad. Es más que habitual en el discurso político oficial, nacional o foráneo, hablar de Derechos Humanos y Globalización (o mejor, mercado globalizado) como dos conceptos que conforman al unísono el desarrollo de la civilización occidental.

No bastan las pruebas de la cotidianeidad mundial o las frías estadísticas que de manera tozuda se encargan de evidenciar lo contrario. Se continúa una y otra vez en la misma falacia. Los DDHH según la Declaración de 1948, y documentos posteriores que la desarrollan, culminan un proceso histórico a través del cual la dignidad intrínseca a la naturaleza humana fija como objetivos prioritarios la libertad, la igualdad, el trabajo digno y seguro, las vacaciones periódicas pagadas, la vivienda, la salud, etc.

La consecuencia es indubitable, los procesos económicos están al servicio de este objetivo. Textos constitucionales, por ejemplo el español, que afirma con contundencia en su artículo 128 que la riqueza del país se subordina al interés general.

Bien general

Es decir, la razón al servicio de un bien general conduce los procesos humanos, entre ellos la economía. La globalización o desarrollo paroxístico del capitalismo, sólo tiene en cuenta como motor, impulso o causa primigenia el funcionamiento del sistema económico medido a través del PIB y de la cuota de ganancia de una parte minoritaria de la población.

Su lógica prioriza los resultados cuantificados en abstracciones numéricas sin considerar las bases de dolor, injusticia o marginación de una parte de la humanidad. Pero no nos escandalicemos, es su lógica. Es hora de asumir que ante esa contradicción no caben propuestas eclécticas. Son dos lógicas, dos opciones. Sólo caben de inmediato medidas paliativas, siempre y cuando estén provisionalmente insertas en un proceso de cambio total de paradigma.

Julio Anguita, excoordinador general de IU.