Europa no se gana la independencia
Son muchos los factores que están inundando de pánico los mercados durante los últimos días. Es verdad que en Europa tenemos dos grandes focos de tensión abiertos. Como son los 3.600 millones de pérdidas que presento el Banco Espirito Santo la semana pasada o los continuos y crecientes conflictos entre ucranianos y rusos.
El primero ha necesitado de la ayuda urgente del Gobierno portugués para tratar de disipar una vez más los riesgos sistémicos sobre la banca europea. En referencia al segundo a pesar de todas las advertencias de los organismos internacionales, el Primer Ministro Ruso sigue actuando con total independencia, y ya son muchos los soldados que se están posicionado en la frontera de Ucrania.
Pero no nos engañemos, por mucho que puedan provocar presiones bajistas estos dos factores, el principal catalizador negativo que está provocando estas severas bajadas viene de Estados Unidos. Porque por mucho que se hable que Europa está mejorando sus datos macroeconómicos, se está recuperando la confianza de los inversores, las emisiones de deuda sean un éxito, y sus tipos cada vez más bajos, seguimos mostrando una preocupante dependencia a Wall Street.
A pesar que Europa y España, en particular, estén empezando a ver ahora la luz después de seis años, hay que mirar también al otro lado del Atlántico y comprobar cómo la primera potencia mundial ha disfrutado durante los últimos seis años de su mayor tendencia alcista. Eso sí, ayudada por un gran programa de estímulos monetarios creados hasta la fecha.
El caso es que ahora los buenos datos macroeconómicos en Estado Unidos están provocando fuertes ventas en la renta variable. Esta situación ya paso durante todo el 2013, cuando el primer tema de debate fue, en qué momento iniciaría la Reserva Federal la retirada de estímulos monetarios.
Cuando se inició la crisis, esta Institución llevo a cabo dos inyecciones de liquidez al sistema con el objetivo de, primero recuperar la confianza y segundo reactivar el crédito para que los principales indicadores macroeconómicos se situaran sobre unos niveles óptimos.Estasdos inyecciones fueron insuficientes y la Fed tuvo que instaurar una tercera. Con una particularidad, no tendría vencimiento.
Durante estos años de respaldo total por parte de la Fed hemos vivido en un estado de máximo tras máximo en el mercado americano, con la tranquilidad de saber que los principales organismos no iban a dejar car al sistema. Por eso durante al año pasado el principal temor era qué ocurriría si la Fed retiraba su respaldo. ¿Cómo reaccionarían los mercados?
Por eso ante cada publicación de un dato macroeconómico, se temía que resultara mucho mejor de lo esperado, puesto que eso podría provocar que la Fed al ver el buen funcionamiento de la economía iniciara la retirada de estímulos. Ese momento llegó en la última reunión del año pasado del FOMC. En donde el creador de toda esta macro-política expansiva, Ben Bernanke quiso dejar marcada la hoja de ruta antes de finalizar su mandato.
Tras la primera reducción de estímulos el mercado corrigió, pero lo hizo ligeramente, porque pronto nos adentramos en el primer trimestre del año y las malas condiciones climatológicas lastraron el crecimiento americano. Llegando a provocar incluso un dato de PIB de -2.7 por ciento en el primer trimestre, que dio otro soplo de aire fresco a los mercados. Pero el pasado miércoles todo cambió. El PIB de la primera potencia mundial resulto ser del 4 por ciento poniendo de manifiesto la fortaleza de la que goza ahora mismo. Obviamente también ayudaron los datos previos de desempleo, los buenos datos del sector inmobiliario y la zona en la que se sitúa la inflación.
Ahora la coyuntura es totalmente diferente. El calendario para finalizar la QE3 ya está definido, en septiembre reducirán otros 10.000 millones, para dejarlo a cero en la reunión de mes de octubre. La presión recae en cuándo se produciría la primera subida de tipos de interés desde que se iniciara la crisis en 2008.
Esto está provocando toda esta oleada de ventas. Retirar las ayudas, junto a la subida de tipos de interés hace menos atractiva la renta variable. Hasta ahora las grandes casas de inversión, pronosticaban la primera subida de tipos sobre el tercer trimestre del año. Pero tras los buenos resultados y alguna declaración de algún miembro del FOMC parece que podría ser antes de tiempo, y este movimiento es el que descuenta el mercado. ¿Esto significa que se vaya a desplomar el mercado? Para nada, pero es fácil que veamos una corrección de entre un 10 y un 15 por ciento.
Algunos se echan las manos a la cabeza, pero tampoco parece tanto, si vemos como han subido los índices americanos un 300 por ciento desde que se iniciaron las políticas monetarias mencionadas anteriormente. Por lo que corren tiempo difíciles para la renta variable. Uno de los escenarios que podría ocurrir, sería una fuerte corrección para luego tratar de rebotar buscando de nuevo máximos históricos.
La marcha de la economía norteamericana tendrá mucho que ver, si vemos un crecimiento sostenible y por encima del 3por ciento, con las demás variables macroeconómicas estabilizadas, podremos seguir disfrutando de este gran clima de confianza, pero si por el contrario el crecimiento se ve reducido un 2 por ciento. Esa gran cantidad de dinero inyectado a la economía no habrá merecido la pena.
Mientras tanto, por más que trate de buscar independencia Europa con medidas más agresivas en cuanto a política monetaria, como la próxima emisión LTRO o incluso la puesta en marcha de una QE europea, tendrán un efecto muy limitado en los mercados. Así que por más que leamos que las perspectivas de crecimiento mejoran, siempre hay que recordar que las bolsas son un indicador adelantado de la economía y han puesto de manifiesto, una vez más, que Europa no se ha ganado esa independencia en cuanto a mercados financieros se refiere.
Joaquín Robles, analista de XTB.