Julio Anguita: Durao Barroso y su guerra contra los asalariados
Creo que una parte nada despreciable de la opinión pública y de la publicada ha conseguido una cuota de ataraxia tal que la protege de los permanentes ataques a la razón, el sentido de la justicia y los intereses mayoritarios de la población.
Pienso en aquellos redactores que deben trasladar las declaraciones de cualquier personaje de la UE y hacerlo obviando su propia situación laboral y personal.
Durao Barroso ha venido a contar la misma historia que encubre el bárbaro ataque a las condiciones de vida de los trabajador@s español@s. Su mensaje se resume en una idea: la reforma debe continuar profundizándose, es decir aumentando la moderación salarial y la flexibilidad laboral y disminuyendo las diferencias entre contratos fijos y temporales. Este parte de guerra contra los asalariados se justifica en nombre de la competitividad.
La fiesta mediática y política del discurso oficial es obvia, las palabras del presidente de la Comisión han venido a respaldar las políticas que han transformado el país en un desierto de DDHH (todos). Pero este discurso de Durao no es otra cosa que la vestimenta con que el poder sabe arropar sus intereses para que aparezcan como los intereses de la mayoría.
Avanzamos hacia la esclavitud
No sé si algún periodista le ha preguntado alguna vez si ve natural que los intereses de la economía necesiten del sacrificio cruento de la mayoría. No sé si alguna vez él mismo ha reflexionado acerca del precipicio al que esta política conduce.
El presidente de la Comisión ha lanzado, además, un mensaje más que inquietante, el acercamiento entre las condiciones laborales entre contratos fijos y temporales debe producirse. En consecuencia y en virtud de esa miserable filosofía de la miseria que es el santo y seña de la UE, serán los contratos fijos los que deberán perder las pocas seguridades que aún les quedan y prepararse para una igualdad laboral en la precariedad. Avanzamos, la esclavitud se vislumbra en el horizonte.