El BCE debe y puede bajar los tipos
- No parece que los más 'duros' tengan demasiadas bazas para negarse a la bajada
Nuevamente se reúne este jueves el BCE. La situación económica que en estos momentos se respira es mucho más tranquila que en otras reuniones, ya no viene condicionada como hasta hace poco por las elecciones alemanas y los datos económicos son decepcionantes, Europa continúa siendo un problema para el mundo.
Antes de nada conviene decir que no se espera ningún movimiento de los tipos de interés directores ahora, los cuales se sitúan en el 0,50% desde el mes de mayo.
Sin embargo, algunas casas de análisis y bancos de inversión han incorporado recientemente previsiones de nuevos recortes por parte de la autoridad monetaria europea, algo que es posible y deseable. Lógicamente este movimiento viene muy condicionado por los niveles tan bajos, donde quizá ya nos encontremos ante la única bajada posible, es decir situarlos en el 0,25%.
Quizá la primera duda que pueda surgir es si los miembros más ortodoxos con la política monetaria, los guardianes de la inflación, permitirán seguir llevando a cabo nuevos descensos.
Precios y empleo
En este sentido no parece que los más duros tengan demasiadas bazas con las que negarse a este movimiento. Recordar tan solo que los datos con los que contamos de precios sobre octubre, el IPC armonizado de la zona euro, se sitúa en tasa interanual en el 0,7%, registrando un movimiento mensual negativo del 0,1 en el mismo mes.
La tendencia de los precios es claramente bajista durante todo el año, pues en diciembre de 2012 la elevación de precios alcanzaba el 2,2, no existiendo además aparentes presiones en los mismos. Los bajísimos incrementos de precios están basados en la debilidad de la demanda interna europea, donde el PIB registró en el año 2012 una variación del -0,7, situación que no parece haya experimentado una mejoría dado que esta misma tasa interanual en el segundo trimestre de 2013 continuaba moviéndose en magnitudes negativas, concretamente en el -0,6%.
Al hablar de actividad es necesario referirnos al desempleo, algo que cada vez es un problema mayor y que se extiende a la mayor parte de países de la zona euro, especialmente a los jóvenes. Así en septiembre el dato de desempleo era del 12,2, cebándose en menores de 25 años donde un 24,1 de residentes en esta área se encontraban parados.
Al aumento de la actividad tampoco ayuda la situación del cambio del euro frente al dólar, donde el euro se ha apreciado desde una paridad del 1,20 a finales de julio, hasta el actual nivel del 1,35, paridad que lastra nuestras exportaciones y por tanto la posibilidad de que sea el sector exterior el que vaya a liderar el apuntalamiento de la actividad y por ende la caída del desempleo.
Falta algo más
La recuperación europea es tremendamente lenta, como ponen de manifiesto los escuálidos crecimientos de la producción industrial y de los nuevos pedidos, en este sentido los datos del estudio PMI publicados este mismo lunes son muy expresivos. El índice PMI de manufactura para la zona se situaba en el 51,3, ligeramente por encima del nivel 50 aquel que marca la zona de crecimiento.
Cierto que en estos dos últimos meses se ha producido un aumento de la actividad pero este aumento es incapaz de llevar a las empresas a contratar nuevos trabajadores y como describía hace un momento, los niveles de desempleo son alarmantes. Ante los datos expuestos parece más que necesario esa bajada de tipos que muchos reclamamos, insisto no existen presiones inflacionistas y es necesario apuntalar la senda de crecimiento que es desesperadamente baja, el BCE por tanto puede y debe recortar.
Pero cabe también preguntarse si puede hacer algo más que bajar en un cuarto de punto, en mi opinión sí. Desde hace mucho tiempo el BCE está preocupado porque las medidas no ortodoxas, los incrementos e inyecciones de dinero no están llegando a la economía. En primer lugar podría propiciar que la tasa de facilidades permanentes de depósito, la remuneración que aplica a los bancos con excesos de liquidez y que éstos mantienen inmovilizados en el banco central, se sitúe en terreno negativo penalizando a los bancos que han acaparado liquidez pero que no están prestando.
La tasa referida es actualmente nula, muchos bancos hicieron acopio de liquidez ante las tensiones del mercado interbancario, hay cantidades importantes depositadas en el banco central, dinero que no se ha prestado por parte de los bancos y que el BCE debería espolear a su movimiento entre familias y empresas.
Pero además, dentro de las medidas ortodoxas, el BCE debería también recuperar su idea de nuevas operaciones de refinanciación a largo plazo o LTRO, por sus siglas en inglés, algo que ya pareció apuntar a finales de septiembre de este año. LTROs son operaciones de financiación para bancos, los cuales aún no pueden financiarse en óptimas condiciones algo que previsiblemente vendrá propiciado por la unión en la supervisión bancaria y podría tener un efecto deseado en los tipos de interés del medio y largo plazo, donde las curvas todavía son muy positivas, tipos a largo plazo muy superiores a los cortos plazos.
En la mano del BCE está nuevamente el apuntalar el crecimiento económico, máxime cuando el actual comportamiento de precios tan bajo deja margen. Es más, los exiguos crecimientos de precios complican mucho el actual panorama cuando miramos los niveles de deuda pública acumulados por algunos países y nos preguntamos cómo se va a pagar.
Miguel Á. Bernal Alonso es profesor y coordinador del departamento de investigación del IEB.