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Más emprendedores... Y más empresarios

  • "Lo que necesitamos son emprendedores, pero también empresarios"
Foto: archivo


No sólo por la tan esperada y comentada Ley de Emprendedores que el Gobierno ha aprobado recientemente, sino por la proliferación en los últimos meses del protagonismo de estos personajes y todo lo relacionado con ellos, a todos los niveles, en todos los medios de comunicación, ha surgido también la cuestión de si no estaremos creando una burbuja de emprendimiento. En mi opinión es que sí, que tenemos una burbuja, aunque matizo a continuación.

Parece que la solución a todos los males que nos afectan es fomentar el emprendimiento. Y estoy de acuerdo con que parte de la salida puede, debe, ser esa. Pero estábamos llegando a unos niveles de incluso fomentar el autoempleo, es decir, que cada persona que se encontrara sin trabajo, creara una actividad que le proporcionara los recursos necesarios para su supervivencia.

Desde luego eso reduciría la escandalosa cifra de desempleo en nuestro país, así como la indignante tasa de los jóvenes, amén de otras repercusiones beneficiosas para las arcas públicas, tan necesitadas. Pero esa no es la vía: primero, porque cuando uno emprende una aventura empresarial por el motivo de necesidad, la calidad de ese emprendimiento no suele ser muy elevada, lo que se traduce en una alta mortandad por parte de los negocios así creados, esto es que desaparecen muchas si no todas de las organizaciones generadas. No en vano suele tratarse de individuos menos formados, con puesta en marcha demasiado rápida de ideas poco contrastadas con el mercado y que, por tanto, la única seguridad es que pronto desaparecerán.

No es lo que necesita España

Segundo, no es lo que necesita España, o más concretamente, el tejido empresarial español. Es verdad que las empresas pequeñas pueden existir, como es lógico, pero sólo si se trata de especialistas de nicho, de líderes en su segmento.

En los últimos meses, las pocas noticias económicas positivas que se conocen son las cifras de comercio exterior. Las exportaciones crecen, la competitividad exterior de las empresas españolas aumenta, el grado de internacionalización de nuestras corporaciones se incrementa. Y ahí está la cuestión, en las corporaciones, de un tamaño razonable, y no en las microempresas -autoempleo-.

Una característica diferenciadora de nuestro tejido empresarial respecto al de otras economías de nuestro entorno es el elevado 95,5% de microempresas -Retrato de las pyme 2013. Subdirección General de Apoyo a la pyme-. Consecuencia: la aventura exterior para las empresas pequeñas es muy complicada, a pesar de las bondades y flexibilidad que puedan aportar Internet o las nuevas tecnologías en general a este proceso.

Tejido empresarial más concentrado

Lo que necesita España es tener un tejido empresarial más concentrado, tener menos pymes y más compañías grandes, con capacidad de dirigirse al mercado global. Lo que debe hacer el gobierno es no sólo fomentar el emprendimiento -siempre seré un defensor de estas medidas-, sino ayudar a que las empresas busquen complementariedades y sinergias, que se posicionen en el desarrollo de nuevos productos y servicios, que den entrada en sus organizaciones a las nuevas tecnologías. Necesitamos innovación. Y también innovadores, intraemprendedores, o emprendedores internos en las compañías.

Lo que necesitamos son emprendedores, pero también empresarios. Esta distinción que sólo se aplica en al ámbito académico para distinguir a las empresas en estados iniciales -y, por cierto, qué diferentes connotaciones tienen ambas para otras personas, muy positiva una y tan negativa otra-, me sirve para abundar en la idea que he pretendido señalar: no necesitamos emprender por emprender, sino crecer para competir globalmente.

Ignacio López Domínguez, director de programas MBA. Nebrija Business School.