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Las clases medias en Amércia Latina



    América Latina en contraste con la década perdida de 1980-1990 y la siguiente estabilización y bajo crecimiento del período 19990-2000, abrió el nuevo siglo XXI con la pujante década 2000-2010, que consiguió la estabilización macroeconómica y tasas de crecimiento relativamente altas, que le permitieron avances significativos en la agenda de la equidad y disminución de la pobreza.

    Entre 1990 y 2010, la tasa de pobreza (1 dólar al día de ingreso) se redujo 17 puntos porcentuales (48,4 a 31,4 por ciento), mientras que la de indigencia bajó 10,3 puntos (22,6 a 12,3 por ciento), situándose ambos indicadores en el nivel más bajo de los últimos veinte años. Mejor aún, la tasa de pobreza caería durante 2011 al 30,4 por ciento, y la de indigencia subía levemente hasta el 12,8 por ciento, debido a que el alza en los precios de los alimentos contrarrestó el incremento previsto en los ingresos de esta población. El resultado final fue que durante este período, 73 millones de personas dejaron atrás la pobreza como resultado de la ampliación de los programas sociales y de oportunidades económicas para todos (CEPAL, 2011).

    Toda esta dinámica ha impulsado un fenómeno con distinta intensidad según los países. Se trata del surgimiento de una incipiente "clase media", cuya evolución durante los próximos años, muy seguramente marcará el devenir de la región. Entre los factores que han posibilitado estos logros, destaca la estabilidad macroeconómica, la facilidad de financiación externa y la fuerte demanda para muchos de los productos regionales exportables. Una muestra que evidencia estos avances, es el aumento del gasto de los hogares durante los últimos años cuyo acceso al crédito ha implicado una mayor demanda de servicios y bienes de consumo y duraderos.

    Históricamente los hogares de la clase media, han favorecido el desarrollo económico mediante su vigorosa acumulación de capital, tanto material (financiero, equipamiento y vivienda) como humano (educación, cultura y ocio), de forma que sus crecientes ingresos suscitan un gran entusiasmo por la perspectiva de consolidar una clase media estable que pueda actuar como permanente motor del consumo y crecimiento. Si bien, se evidencia que la clase media latinoamericana, cuenta con unas características propias, que la diferencia del estereotipo que tenemos en la mayoría de los países de la OCDE. Su poder adquisitivo, su nivel educativo y su nivel de seguridad de empleo, son diferentes a los de las economías de esta organización de países ricos.

    El informe del Banco Mundial: "La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina (2012)", revela que la clase media en América Latina está formada por quienes perciben entre 10 y 50 dólares por día y per cápita, y que ha pasado de los 103 millones en 2003 hasta los 152 millones de personas en 2009, lo cual significa un aumento del 50 por ciento en la última década. Tradicionalmente, la reducción de la pobreza y el crecimiento de la clase media, avanzaba a un ritmo muy lento. Sin embargo, durante los últimos 10 años la región mejoró la reducción de la pobreza debido a las políticas públicas que priorizaban los programas sociales, mientras que el avance continuado de las clases medias era producto del sostenido crecimiento económico.

    Unos de los resultados más llamativos que ofrece el informe es que la clase media abarca el 30 por ciento de la población regional en 2010. Uno de los éxitos más destacados es Brasil, con un 40 por ciento del crecimiento de la clase media hasta 2010; Colombia, donde el 54 por ciento de la población mejoró su nivel económico entre 1992 y 2008; y México, que vio el 17 por ciento de su población unirse a la clase media entre 2000 y 2010. Algunos de los factores más importantes a la hora de favorecer la movilidad ascendente en América Latina, se encuentran en un mejor nivel educativo entre los trabajadores; un mayor nivel de empleo formal; un mayor número de personas viviendo en áreas urbanas; así como la incorporación de más mujeres al mercado de trabajo y familias más pequeñas como consecuencia de una más baja natalidad. Por su parte Europa, se enfrenta ante un nuevo fenómeno, como es la involución o transformación de las clases medias duramente afectadas por la crisis que frena el crecimiento económico, lo cual está poniendo en peligro la continuidad y sostenibilidad de los programas sociales y del propio Estado del bienestar.

    Segmentación

    Cuando se habla de clase media latinoamericana se hace referencia a un segmento de la población que ha superado la pobreza, pero que todavía se encuentra en una situación muy vulnerable. Se trata de personas que en la mayoría de los casos no cuenta con una titulación universitaria, que carecen de un trabajo estable y que están lejos de disfrutar de una situación económica medianamente cómoda pues viven bajo la amenaza real de movilidad social descendente.

    Hoy en día la clase media y los pobres representan aproximadamente la misma proporción de la población. Así las cosas, un extenso camino les queda por recorrer a las clases medias, como se analizó y debatió en la Jornada organizada por la Fundación Ramón Areces en colaboración con el Banco Mundial, donde el economista jefe del Banco Mundial, Augusto de la Torre, presentó el informe La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina.

    Ramón Casilda Béjar. Profesor del instituto de estudios latinoamericanos (IELAT) en Universidad de Alcalá.