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Energía para la industria



    La reforma del sistema eléctrico debe hacer que el modelo energético esté al servicio de la industria y no al revés. La salida de la crisis pasa por potenciar la contribución de la industria a la economía. La contribución de nuestra industria a la economía es muy inferior al promedio de la UE, lo que demuestra que no se han acometido políticas industriales de impulso a la competitividad, la exportación y el empleo.

    Nuestra industria se estructura sobre dos componentes: industria manufacturera e industria de la energía. La energética es vital por su replicabilidad en la competitividad del tejido productivo. La energía es un factor estratégico para la industria manufacturera, ya que su peso en los costes está entre el 5 y 10%, y hasta el 30% en algunos sectores. Y somos el quinto país de la UE con la electricidad más cara para la industria.

    La industria mantiene 2,5 millones de empleos de los que solo el 5% están en el sector energético, mientras el 95% del empleo industrial -2,4 millones- está en la industria manufacturera, la llamada la industria. Para salir del túnel hay que acertar con el binomio política industrial-política energética, con un modelo energético que sirva a la industria y nos permita reducir costes, generar actividad y crear empleo.

    La cogeneración energética

    Existe una energía al servicio de la industria que suministra el 7% de la energía final, 12% de la generación eléctrica nacional, que emplea el 20% del consumo total de gas natural y que se realiza en 900 instalaciones de todo el país. Es la cogeneración, instalada en el corazón de la industria. La cogeneración es clave para la industria manufacturera intensiva en energía porque su producción simultánea, distribuida y eficiente de electricidad y calor in situ, cubre sus necesidades energéticas, aprovechando el calor residual asociado a pequeñas centrales eléctricas instaladas en las propias plantas, ahorrando un 30% de combustible.

    La cogeneración es una herramienta de competitividad industrial. De los 2,5 millones de empleos industriales, 1,4 millones están en industrias intensivas en cogeneración. Es energía distribuida ligada a empresas químicas, papeleras, alimentarias, farmacéuticas, azulejeras, automóvil, petroquímica... para las que cogeneración equivale a reducir costes energéticos, lo que supone más competitividad y una barrera contra la deslocalización y la pérdida de empleo.

    En 2011 las cogeneraciones vieron crecer su producción eléctrica un 2%, constatando mayor actividad en sus industrias asociadas, frente al descenso del 1,4% del índice de producción industrial manufacturera. Conclusión: las empresas que han incorporado cogeneración están resistiendo mejor la crisis que las que no cuentan con ella.

    Si hacemos bien las cuentas, la cogeneración es fuente de ahorros porque es energía distribuida que aporta seguridad y estabilidad a la red y ahorra al sistema 1.300 millones al año. En España la cogeneración está 31% por debajo del objetivo 2012, apenas sin crecer desde 2002 por la muy ajustada rentabilidad de la tarifa refugio del 7% de TIR, y las paradojas de un sistema eléctrico no diseñado para reconocer los beneficios de la generación distribuida, donde el pool no refleja los costes ni incide en los precios finales del consumidor. La cogeneración es una de las pocas herramientas que puede utilizar el 40% de nuestra industria para lograr precios energéticos competitivos. España debe recuperar la confianza en la industria, y la cogeneración está en esa industria reduciendo costes energéticos, generando actividad y creando empleo. Es urgente un modelo energético al servicio de la industria o de lo contrario tendremos una industria cautiva al servicio del modelo energético. Y, sin industria, no saldremos del agujero.

    José Manuel Collados, presidente de Acogen.