Regina Santamaría espera que el cierre de Can Fabes el 31 agosto sea temporal
En una entrevista con Efe, Regina Santamaría ha explicado que están en conversaciones con algunas personas, que no ha querido precisar, para evitar el cierre definitivo del restaurante, pero que habrá que esperar un poco para saber cuál será el futuro.
Santamaría ha reconocido que lo que le gustaría es no tener que cerrar y anunciar que siguen abiertos a partir del 1 de septiembre, pero ha matizado que esto "hoy por hoy es imposible y hay que esperar a ver si se llega a acuerdos".
También ha dicho que no quieren dar más explicaciones "hasta que esté todo cerrado", y que habrá que esperar un poco porque "agosto es un mes complicado para cualquier tipo de acuerdo con inversores o compradores".
La hija de Santi Santamaría ha remarcado que están en un proceso de buscar una solución porque "lo último que se pierde es la esperanza" y porque toda su ilusión "es poder seguir con Can Fabes".
Desde que se anunció el cierre, el restaurante ha trabajado muchísimo, con lleno casi todos los días a pesar de ser agosto, especialmente con clientes habituales que querían despedirse y con nuevos que querían probarlo antes de su desaparición.
Para el sábado día 31, ya no hay ninguna mesa libre: todas están reservadas desde hace días, y muchas a clientes casi amigos que quieren estar en ese momento.
Situado en la localidad barcelonesa de Sant Celoni, Can Fabes es el primer restaurante de Cataluña que logró tres estrellas Michelin, pero en julio anunció que el sueño de Santi Santamaría era inviable económicamente si quería mantener su nivel de excelencia, y que cerraba sus puertas al terminar agosto.
El restaurante obtuvo en 1988 su primera estrella de la Guía Michelin, en 1990 la segunda, y en 1994 la tercera, y el célebre chef fue el primer español en obtener un total de siete estrellas en sus distintos locales.
Sobre lo que se necesita para que Can Fabes siga abierto, Regina Santamaría ha puntualizado que el problema no está sólo en el dinero, sino en que es un proyecto que ahora no es rentable, matizando que la solución no es sólo económica sino que pasa por cambiar el concepto y adecuarlo a los tiempos actuales.
Ha indicado que antes de anunciar el cierre ya se intentó dar un giro, pero que la estructura muy grande del negocio, los cambios y cierres de otros establecimientos del grupo a los que hubo que hacer frente tras la muerte de Santa Santamaría y la crisis económica lo han hecho imposible y les ha conducido a la situación actual.
Tras la desaparición de Santi Santamaría, se abrió un nuevo espacio en la trastienda de Can Fabes Elements 4-12, un sitio acogedor, sencillo y mucho más informal, pensado para un público joven al que le gusta comer muy bien a un precio menos elevado, y en el que el menú de un entrante, un plato y un postre cuesta 42 euros.
Ahora, con el cierre de Can Fabes, que cuenta con 55 plazas aunque no se aceptan más de 38 reservas, también desaparece Elements 4-12, con capacidad para 18 comensales, porque está integrado en el mismo espacio, aunque tiene un acceso distinto por otra calle.
Santi Santamaría murió de un fallo cardiaco en febrero de 2011 en Singapur, y tras su desaparición su hija Regina, y su madre, Àngels Serra, asumieron la dirección del restaurante de Sant Celoni (Barcelona), mientras que su hijo Pau entró en la cocina.
Como se subraya en la carta de despedida que hizo pública la familia al anunciar el final de Can Fabes, han sido más de tres décadas de creación infatigable, de búsqueda de la máxima calidad en el producto y de la perfección en la cocina y en la sala, y de compromiso con las raíces culinarias y con su renovación.