Gente y estilo
En las 'Casas de Baños' de Madrid, veinte minutos de ducha por 50 céntimos
Toalla y jabón son lo mínimo que deben llevar consigo los usuarios, mujeres y hombres, además de champú o productos para el afeitado. El resto, el agua, las instalaciones modernas e higiénicas, lo ponen estos baños, uno en la Glorieta de Embajadores y otro en la calle de Bravo Murillo, en los distritos de Centro y de Tetuán, respectivamente.
"¡Agua!", "¡acua!", "¡la catorce!", "¡ocho!", gritan desde las duchas los usuarios para que el personal de turno oprima en el panel el interruptor correspondiente a cada cabina y empiecen a contar los veinte minutos que tiene el bañista en su respectiva 'alcachofa'. Se trata de aprovechar hasta la última gota.
Hasta hace tres semanas el servicio costaba 15 céntimos, pero ha habido un aumento -del 233%- y ahora hay que dejar 50 céntimos en la taquilla.
"A Ustedes, los que tienen trabajo, eso les parecerá poco, pero para mí es mucho dinero; déjeme en paz", dice a Efe muy malhumorado un hombre búlgaro de aspecto demacrado que acaba de salir de los baños de Embajadores.
Makelele, un senegalés que habita un piso compartido, explica, con mejor disposición, que en su casa no usa el baño "porque no está limpio" y por eso acude a ducharse cada día a los municipales.
También dice Makelele: "No me parece bien que le hayan subido el precio", pero después de unos segundos añade "bueno, la vida es así...". Y antes de irse a trabajar deja constancia de que los empleados de la Casa de Baños son amables.
No se pueden tomar dos duchas consecutivas. Las normas de la Casa tampoco dejan lavar ropa o quedarse en los pasillos.
Además, sólo puede entrar una persona por cabina, en la cual también hay espacio seco para dejar la ropa y demás pertenencias. Niños, acompañados.
El tiempo promedio de permanencia es de una hora y media porque, antes o después de los veinte minutos de ducha, la gente se queda un rato en la zona de lavabos para cortarse el pelo, peinarse o afeitarse.
Los Baños de Embajadores -32 duchas para hombres y diez para mujeres- abren todos los días, de lunes a sábado de 8:30 a 18:30 y los domingos y festivos abren a la misma hora pero cierran a las 14:00. En Tetuán -20 masculinas y trece femeninas-, sólo de lunes a viernes con cierre a las dos de la tarde.
Las instalaciones son desinfectadas de forma permanente y cada ducha es sometida a limpieza después de cada uso.
Tanto en Embajadores como en Tetuán, los baños carecen de lujos pero son muy amplios y modernos, revestidos de mármol o mucho azulejo monocolor y con un aspecto cuidado, luminoso y limpio.
Estas dos casa de baños, reedificada una y remozada la otra, son las únicas supervivientes de varias que hubo en Madrid el siglo pasado.
Víctor, un funcionario español, acude muchas mañanas a darse su ducha y aprovecha así la cercanía de su domicilio a estas instalaciones para asearse y de paso ahorrar en su factura de gas.
Uno de los auxiliares en los Baños de Tetuán, Ángel Sánchez, ofrece detalles del servicio: Acuden españoles y extranjeros de muchas nacionalidades, como polacos y rumanos, "a los que les gusta ducharse con agua muy caliente".
Los rumanos suelen acudir los lunes y los marroquíes o ciudadanos de países árabes los viernes.
Hay un detalle que sorprende a Ángel: "que la mayoría de los indigentes se asea a diario, mucho más de lo que la gente piensa".
Y recuerda otros tiempos, antes de la remodelación, cuando había dos grifos, "y personas que no habían visto nunca uno; ignoraban lo de la mezcla del agua, y se helaban o se escaldaban".
Ángel y la encargada de Embajadores, Inmaculada Gómez, coinciden al explicar por qué acuden pocas mujeres y es -dicen- porque ellas viven menos en la calle, porque suelen estar en casas de acogida o "porque se apañan mejor para bañarse en casas de amigas".
En verano pasan por las duchas de Tetuán entre 30 y 40 personas pero en invierno la cifra oscila entre 60 y 80.
Inmaculada enseña su estadística: Unas 8.000 personas al mes, el 90 por ciento hombres no españoles de entre 40 y 60 años. En todo 2011 acudieron 97.920 usuarios.
La encargada destaca que en el último año se ha "triplicado" el número de rumanos que acude a bañarse, "siempre los domingos, en grupos de hasta 40 personas que arman mucho jaleo pero no molestan".
La gente inmigrante de múltiples nacionalidades es una de las características de los usuarios de estos Baños, y entre los españoles, como aprecia el senegalés Mekelele, "a algunos se les nota que si no hubiera crisis no estarían aquí".
Javier Nieto Remolina