Europa

El líder del independentismo escocés no ve "ninguna relación" entre Escocia y Cataluña

    Ya faltan sólo seis días para el referéndum en Escocia | Reuters


    Caprichos de la política quisieron que el día que millones de catalanes salieron a la calle a reclamar su derecho a la consulta del 9 de noviembre, Escocia celebrase el aniversario del referéndum, que en 1997 abrió el denominado Proceso de Devolución, que llevó a constituir el primer Parlamento de Edimburgo en 300 años.

    A una semana de un plebiscito todavía más trascendental, el que decidirá si continúa formando parte de Reino Unido, el líder del Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) aprovechó la efeméride para proclamar que "la oportunidad de toda una vida" del 18 de septiembre es la continuación del "viaje constitucional" de Escocia a las páginas de los libros de historia.

    En la recta final de la campaña, los sondeos han puesto al Yes Scotland (Sí Escocia) casi empatado en intención de voto con el 'no' a la separación y, como consecuencia, los dos bandos han evidenciado un giro estratégico hacia un tono de pragmatismo emotivo. Conscientes de que los indecisos, quienes ostentan la llave de la votación -entre ellos, los empresarios- decidirán con la cabeza y el bolsillo, ambos contendientes dicen representar la prosperidad. Sus acercamientos han perdido el matiz academicista que había marcado sus posicionamientos desde que David Cameron y Alex Salmond firmasen hace dos años el decreto del referéndum. El debate monetario, el reparto de los recursos petrolíferos o las opciones de entrar en la UE han dado paso a una apelación más ambigua, centrada en si la plena independencia que defiende el SNP conviene más que la unión hace la fuerza que propugna Better Together (Mejor Juntos).

    Si la diatriba recuerda al caso catalán, Alex Salmond sugirió ayer mismo qué precisa Artur Mas, basándose en el plebiscito escocés, cuya clave es que es "consentido y totalmente democrático", es decir, que está basado en "un acuerdo entre el Gobierno de Reino Unido y el de Escocia".

    Según él, el principio fundamental en un proceso de segregación está en "la cuestión legal", que hace que no sólo el del 18 de septiembre sea el "proceso adecuado para Escocia", sino, en general, "la mejor manera de llevar a cabo un referéndum de independencia". Aún así, ante la marea humana con motivo de la manifestación de la Diada, además de descartar "que tenga nada que ver con lo que está pasando en Escocia", el líder del SNP reconoció que cada caso es específico y que "no es quien tiene que aconsejar a otros países cómo hacer sus cosas".

    Por ello, evitó opinar sobre el derecho de Cataluña a organizar la consulta, como también rechazó pronunciarse sobre cuestiones que están erosionando la campaña en positivo promovida por el SNP. Frente al "proceso de empoderamiento nacional" revindicado por Salmond, los empresarios siguen viendo puntos negros y ayer mismo gigantes como RBS, radicado en Escocia desde 1727, o Lloyds confirmaron planes de contingencia para mudarse al sur de la frontera en caso de una victoria del 'sí' el próximo jueves. Salmond decidió sacudirse el jarro de agua fría en base a que la decisión no tendría efectos sobre empleos, o factores fundamentales como el impuesto de Sociedades, que ha prometido reducir si se convierte en máximo responsable de una Escocia independiente.

    El ministro principal está obligado a reducir el impacto de zarpazos como los asestados por RBS, cuyo posicionamiento generó una reacción que se extendió a Clydesdale Bank, TSB o Tesco Bank.