Europa

Los principales líderes británicos van a Escocia para atajar el avance del 'sí'

    Alex Salmond, ministro principal de Escocia. <i>Imagen: Reuters</i>


    Los líderes de los principales partidos británicos manifiestan, esta jornada, con una visita a Escocia la amenaza que, para el conjunto de Reino Unido, representa la independencia.

    Tras esconder sus diferencias, cancelar sus agendas e intentar erigir un frente común, el primer ministro y el líder de la oposición cruzan hoy la frontera para transmitir a los escoceses una simple súplica: "Queremos que os quedéis", tras el referéndum de dentro de ocho días. Su viaje se decidió ayer mismo, cuando quedó confirmado que la igualdad apuntada el pasado fin de semana no era una casualidad, sino una tendencia que deja el plebiscito más abierto que nunca.

    Para el ministro principal de Escocia, su presencia es una "farsa" que revela el "pánico" desatado en Londres, si bien Alex Salmond ha vislumbrado una vertiente positiva: consciente del rechazo a David Cameron y del desencanto ante el laborista Ed Miliband, el alma del Partido Nacionalista Escocés (SNP) cree que su visibilidad ante quienes están llamados a votar el 18 de septiembre generará un "empujón masivo" para el bando del 'sí'.

    Su intervención, sin embargo, parece inevitable ante lo ajustado de los sondeos y, aunque no prevén comparecer juntos, tanto el premier como el jefe de la oposición y el viceprimer ministro, Nick Clegg, comparten la preocupación ante un desenlace inesperado hace tan sólo semanas. Las consecuencias de la independencia van más allá de un statu quo de más de 300 años: afecta a las bases institucionales de Reino Unido, sienta un precedente en Europa, amenaza la recuperación británica y, por si fuera poco, en el plano personal podría suponer su testamento político. A las apelaciones a la dimisión de Cameron de triunfar la independencia, Miliband ha visto cómo el trasvase laborista al 'sí' ha constituido el principal catalizador de las posibilidades reales de Yes Scotland.

    Promesas de Downing Street

    Con la cuenta atrás cada vez más cerca de la apertura de los colegios, Better Together (Juntos Mejor) ha tirado de todos los recursos a su alcance: desde el simbólico izado de la bandera escocesa en Downing Street hasta la significativa promesa de iniciar un completo traspaso de competencias el 19 de septiembre. El ex primer ministro Gordon Brown había presentado el calendario de trabajo el martes, y ayer los líderes en Escocia de los tres principales partidos comparecieron juntos para respaldar el plan, que contiene desde transferencias en materia fiscal, a reforzados poderes en gasto, más control sobre la partida de Bienestar y el crucial compromiso de vetar recortes en Sanidad, uno de los fantasmas agitados por los independentistas.

    Además, los unionistas lograron ayer un apoyo de excepción en el gobernador del Banco de Inglaterra, quien zanjó el eterno debate de la divisa al asegurar que la unión monetaria que el SNP promete para una Escocia por libre es "incompatible" con la soberanía.

    En su intervención ante el congreso anual de los sindicatos británicos, Mark Carney aseguró que compartir la libra obligaría a Edimburgo a ir incluso más allá del modelo de la eurozona, ya que cuestiones básicas como los vínculos fiscales y decisiones de gasto, así como la normativa bancaria, constituirían requisitos fundamentales para cualquier acuerdo. Sin ellos, así como sin planes específicos ante potenciales colapsos financieros, la unión monetaria sería "simplemente impracticable".