Europa

La fiebre del nacimiento real generará 280 millones a la economía británica

    Los duques de Cambridge presentan a su hijo recién nacido. <i>Imagen: EFE</i>


    Si la creencia popular de que los bebés vienen con un pan bajo el brazo es cierta, el que trae la nueva incorporación de la Familia Real británica daría para invitar a un menú de comida rápida, bebida incluida, a cada uno de los 63 millones de habitantes de Reino Unido. Las imágenes de la presentación del niño

    La fiebre monárquica desencadenada tras el esperado nacimiento del tercero en la línea de sucesión alcanza tal temperatura que sus efectos podrían dejarse notar en la evolución del anémico gasto del consumidor y, potencialmente, en la del PIB nacional. Más allá de implicaciones institucionales y del indiscutible regocijo para el tándem Wales-Middleton, la venida al mundo del pequeño, que ayer recibió su primer baño de masas mediático, representa una oportunidad de oro para una economía que sigue necesitando acontecimientos extraordinarios para enterrar definitivamente la amenaza de la recesión.

    Si hace dos años la boda de los Duques de Cambridge había animado notablemente el gasto doméstico, con un festivo extra compensado por las fiestas organizadas a lo ancho de la geografía británica, el repunte del turismo y la inevitable mercadotecnia de recuerdos; los flamantes padres primerizos cumplen de nuevo con su aportación a la recuperación. Una intervención necesaria tras el éxito de los acontecimientos de 2012, en el que los fastos del Aniversario de Diamante de Isabel II en el trono constituyeron la antesala a unos Juegos Olímpicos, los de Londres, que dispararon al 1 por ciento el porcentaje del hasta entonces alicaído PIB británico.

    Un bebé de cifras millonarias

    La llegada de la nueva atracción real podría acarrear por sí sola una contribución de hasta 240 millones de libras (unos 280 millones de euros), según datos del Centro de Investigaciones Comerciales de Reino Unido. Y eso que la cantidad, aunque significativa, no incluye el efecto que cada elemento relacionado con el bebé, cada prenda de ropa, juguete y utensilio propio de su edad tendrán sobre una ciudadanía que ha probado su deseo de mimetizarse con toda decisión de la madre. Kate Middleton se ha convertido en una embajadora involuntaria de firmas de ropa, entre ellas la española ZARA, y el respaldo real que les otorga al incluirlas en su vestimenta hace que sus elecciones desaparezcan de las tiendas en cuestión de horas. Un estudio calculó que la 'marca Kate' habría supuesto una inyección de consumo de más de mil millones.

    En consecuencia, y en previsión de la misma tendencia con el recién nacido, la maquinaria estaba activada desde antes incluso de que llegara al mundo y ni siquiera la Monarquía ha escapado a su influjo. Por primera vez, la Royal Collection Trust -responsable oficial de las tiendas de la Casa Real- ha promovido una línea específica para bebés que vende, también por internet, artículos que van desde una camiseta de príncipe, por 15 euros, a un tazón para papilla con las carrozas de Buckingham por 12 euros. Los beneficios de las ventas se destinarán a mantener los inmuebles de la Corona, pero también los abuelos, por ambas partes, han querido aprovechar la oportunidad que representa la llegada del heredero.

    La tienda Highgrove, de la Fundación del Príncipe Carlos, se ha animado a probar y, entre otros productos, vende patucos para bebé con el motivo de la bandera británica por 27 euros, una anticipación superada, no obstante, por los abuelos maternos. Su empresa de productos de fiesta, Party Pieces, ha lanzado una línea para bebés, si bien finalmente ha tenido que abandonar los planes de incluir motivos monárquicos, por las suspicacias levantadas al hacer caja a costa de su nieto.

    El éxito está asegurado, a juzgar por las ventas agotadas de diseñadores que se habían adelantado al nacimiento, especialmente por internet. Todos los grandes almacenes, incluyendo John Lewis, símbolo de estilo británico, han almacenado material en previsión de la avalancha. Los datos del Centro de Investigaciones Comerciales creen que sólo en artículos de porcelana conmemorativa, coleccionables, juguetes, publicaciones, DVDs y demás merchandising el nacimiento generará 156 millones de libras (unos 181 millones de euros).

    Pero como no sólo de recuerdos vive la bienvenida al mundo del futuro rey de Inglaterra, sus súbditos se han encargado de darle la nota de color y, de paso, otorgar un saludable impulso adicional al sector servicios, motor principal de la economía británica, en la que acaparan más de dos tercios. Las fiestas en torno al bebé real, tanto las de los más entregados como las organizadas para reivindicar el republicanismo, que también aprovecha estos días para salir a la calle, generarán un gasto en alcohol de nada menos que 62 millones de libras (unos 72 millones de euros) y de en torno a 25 millones (29 millones de euros) en comida. Se calcula que unos 4,8 millones de personas participarán por activa en las celebraciones, una implicación que inevitablemente implicará por pasiva otros millones que no podrán escapar al ambiente de fiesta que inunda un Reino Unido donde, tras los convulsos años 90 y frente a las polémicas de las Casas Reales del entorno, la Monarquía disfruta de una renovada popularidad entre la ciudadanía gracias al pequeño bebé de Guillermo y Kate. Dios salve a la Reina Mercadotecnia. Larga vida a la Reina Inversión.