Europa
Escándalo tras escándalo, Italia se arrastra peligrosamente hacia la ingobernabilidad
La renuncia del Papa -y sus consecuencias sobre la campaña electoral de un país que con el Vaticano comparte la capital- no era esperada por nadie. Sin embargo, la oleada de escándalos que está afectando a empresas y bancos italianos se veía venir desde hace tiempo; pero muy pocos, entre los competidores de las elecciones generales que se celebran el 24 y 25 de febrero, se han preparado.
La consecuencia es que el goteo de investigaciones, acusos de sobornos y detenciones están desgastando la ya comprometida imagen de los partidos políticos y amenaza con hacer aún más complicado un resultado electoral que podría dejar al país en la ingobernabilidad.
Los escándalos, que parecían estar monopolizados por Silvio Berlusconi, han estallado a diestro y siniestro en las últimas semanas. El tema más importante de esta campaña electoral ha sido hasta ahora la crisis del banco más antiguo de Italia, el Monte dei Paschi di Siena (MPS). Muy vinculado con los partidos de izquierdas que dominan desde décadas el Gobierno local de Siena y el consejo de administración de la entidad. MPS tuvo que recurrir a 3,9 mil millones de ayudas públicas por culpa del hueco dejado en las cuentas por los anteriores directivos.
El asunto no es nuevo
Los hechos se remontan a antes de la crisis, cuando el banco realizó inversiones masivas en bonos del Tesoro italiano pero, sobre todo, compró a Santander el italiano Antonveneta por 9,3 mil millones de euros, cuando el grupo presidido por Emilio Botín había pagado por él sólo 6,6 mil millones dos meses antes. Las sospechas de que tal sobreprecio esconda un soborno para algunos de los directivos involucrados ha desestabilizado el banco y está afectando el Partido Demócrata (PD), además de al centro liberal del primer ministro, Mario Monti. Si los progresistas de Pier Luigi Bersani, favoritos en las elecciones, expían la cercanía al antiguo consejero delegado de MPS (y antiguo afiliado al PD) Giuseppe Mussari, a Monti se le acusa de haber empleado dinero de los impuestos para salvar un banco, cuando él lleva más de un año pidiendo a los italianos que se aprieten el cinturón.
Mientras tanto, otras investigaciones han involucrado a diferentes empresas muy vinculadas con la política. Saipem, grupo de ingeniería controlado por la petrolera pública Eni, está bajo investigación por sus contratos en Argelia que, según los fiscales italianos, fueron conseguidos a través de sobornos. Las investigaciones han llegado a salpicar hasta al consejero delegado de Eni, Paolo Scaroni. Sin embargo, a su homólogo en Finmeccanica, el holding público transalpino de la defensa, le ha ido peor: Giuseppe Orsi acaba de ser detenido por supuesta corrupción internacional, malversación y abuso de poder por los posibles sobornos pagados por la venta de 12 helicópteros al Gobierno indio.
Fimeccanica lleva años en el ojo del huracán, aunque cierto es que otras investigaciones ya habían decapitado al grupo en 2011. Así, mientras la izquierda se lame las heridas provocadas por MPS, la detención de Orsi afecta directamente al principal aliado de Berlusconi, el partido autonomista Liga Norte.
Esta noticia, junto a las investigaciones por corrupción que todavía afectan al gobierno regional de Lombardía, amenazan con pasar factura en las elecciones. Un peligro para el secretario de la Liga, Roberto Maroni, que se presenta para liderar el Gobierno autonómico en Milán, cuya región también es clave para decidir quien gobernará a nivel nacional.
En toda esta confusión hay un sólo ganador: el Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, que lleva tiempo arremetiendo en contra del sistema de partidos tradicionales. "Todos los últimos escándalos aventajan a Grillo, que representa que el partido de la protesta" acaba de explicar uno de los más famosos expertos en sondeos, Renato Manneheimer, a los corresponsales extranjeros. "Su movimiento está al 15 por ciento; pero es una incógnita, ya que muchos de los indecisos, que son el 30 por ciento de los electores, podrían votar por él", añade. Con la subida de Grillo y el descenso paralelo de Monti -que en las últimas encuestas ha bajado del 15 al 13 por ciento- hay el riesgo verdadero de que los comicios entreguen a Italia un resultado sin ganadores. O con una mayoría muy apretada que no permita gobernar al favorito Bersani. "El riesgo es que todo acabe en la ingobernabilidad", ha explicado Mannheimer, quien añadió: "La posibilidad de que Italia tenga que volver a votar dentro de un año ya no es tan remota".