Economistas progresistas reclaman nuevos políticos para acabar con corrupción
Un grupo de profesionales progresistas agrupados bajo el nombre de 'Economistas frente a la crisis' consideran "inexorable" la aparición de una nueva generación de políticos con nuevos impulsos reformistas (de diferente intensidad y calado) para afrontar decididamente la lacra de la corrupción.
En un manifiesto titulado "La hora de la política", "Economistas frente a la crisis" recuerdan que el futuro económico descansa "en la voluntad política de las mayorías", ya que este año los ciudadanos están convocados a "resolver la encrucijada que marcará el futuro de España y de nuestros descendientes".
Los resultados de las distintas elecciones serán decisivos para configurar una nueva carta social y un nuevo compromiso de derechos y obligaciones, lo que -apuntan- permitirá a los ciudadanos recuperar la dignidad social y el sentido de lo común y de lo público.
Explican que el debate no es "si la sociedad necesita o no un Gobierno de amplias mayorías, sino cuál es el sentido de los programas. Si la ingobernabilidad es un riesgo, la gobernanza hacia atrás lo es en mayor medida", añaden.
Una Europa dual
A su juicio, las reformas emprendidas hasta ahora pretenden imponer una "nueva normalidad" basada en la desigualdad social y la precariedad en el trabajo.
Esta agrupación recuerda que, en consonancia con el reparto de papeles asignado a los países del sur de Europa desde las instancias europeas dominantes del poder, España ha asumido un modelo productivo de bajos salarios y precarias condiciones laborales".
Este grupo de economistas, fundado por el ex presidente de Red Eléctrica Española (REE) Jorge Fabra Utray, explica así cómo se ha formado una Europa dual que "empieza a ser fuente de asimetrías, desigualdad fiscal y divergencias competitivas. Justo lo contrario que aspiraba a ser".
La competitividad exterior, continúan, no puede basarse en una reducción de los costes laborales unitarios. "Nuestro atractivo no puede ser una fuerza de trabajo precarizada, barata y sin derechos, con una negociación colectiva que se desea estigmatizar como indeseada", frente a los rasgos que asumen Alemania y otros países del centro de Europa.
"En este contexto, ni España ni Europa tienen asegurada a corto plazo una salida de la crisis", advierten.
A su juicio, asociar la actual "devaluación salarial llevada hasta el límite" a una mejora de la competitividad es "una coartada que facilita la transferencia sistemática de renta desde el trabajo al capital".
El consiguiente descenso de la renta de las familias "se agrava y prolonga con ajustes fiscales regresivos y con la subida de precios de los servicios básicos, especialmente la energía, educación y sanidad".
Además, apuntan a una posible recaída de la recuperación por el derrumbe de las cotizaciones sociales por estas "mermadas retribuciones de los nuevos contratos" y por el aumento de las "actividades sumergidas en la economía informal".
Los economistas también inciden en que las anunciadas bajadas de impuestos "a duras penas intentan disimular su vocación para favorecer a las rentas más altas", una opción que la sociedad pagará con nuevos recortes en materia de desempleo, servicios públicos y pensiones.
A su juicio, hay que combatir cualquier tendencia a perpetuar "el capitalismo de amiguetes" o a recuperar "la economía del pelotazo".
Frente a todo esto, estos economistas defienden colocar al empleo como primer objetivo, recuperando actividades de base industrial, impulsando la innovación tecnológica y la investigación aplicada, relanzando la inversión pública y manteniendo bajo control a la banca nacionalizada para crear una red bancaria más potente que el ICO.