España
Análisis | Del España nos roba al España no nos deja robar
Mire usted por dónde, a lo mejor, la filosofía rajoyana del 'laissez faire laissez passer' va a dar resultado una vez más y al presidente se le va a arreglar el problema catalán sin querer y viendo pasar por la puerta de su casa el cadáver de su enemigo. Y nunca mejor dicho, porque el Artur Mas que llegará mañana a la Moncloa empieza a oler a cadáver político y con evidentes síntomas de descomposición. Análisis | Rajoy y Mas se citan en una entrevista decisiva para la Histori.
Porque por mucho que en la Generalitat y en Convergencia hayan pasado de hablar de un "problema familiar" al ¡váyase usted, señor Pujol!, los ciudadanos catalanes no pueden olvidar, y si lo hacen ahí están las hemerotecas para recordárselo, que Artur Mas era, si no beneficiario directo, sí conocedor y consentidor de las corruptelas de la familia del hoy ex Honorable tanto en el sentido institucional como en el personal. Porque Mas era el delfín de Pujol y el heredero del pujolismo, y con él como alto responsable de Convergencia se han producido el caso Palau, los escándalos de las comisiones en la construcción o el de las ITV, entre otros; con los que se han financiado las actividades y campañas electorales de CiU y con los que se han enriquecido algunos altos responsables del partido y del Ejecutivo catalán.
Todo ello, además, con el añadido de que el informe de la UDEF (la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal) identifica al padre del actual presidente catalán como la persona "de máxima confianza" que Jordi Pujol utilizó como testaferro en las operaciones de evasión de capitales y evasión fiscal confesadas ahora por Pujol.
Una confesión, la del hombre que se permitía dar lecciones de moralidad, que supone un duro golpe para el nacionalismo. Porque el engaño a Cataluña y a los catalanes no ha sido sólo de una persona o de una familia, sino de un partido y de una clase política que se envolvió en la bandera del independentismo para tapar sus propias miserias, sus corrupciones y su podredumbre. Los mismos que se inventaron ese eslogan farisaico de "España nos roba", tras el que, en realidad, lo que querían decir es que "España no nos deja robar".