Empresas y finanzas

Una compañía de India le administra a la gigantesca Uber su propia medicina

  • La multinacional estadounidense demanda a Ola por interferir con su negocio


El funcionamiento de Uber, la compañía de taxis sin licencia, permite que cualquiera que se registre en la plataforma pueda pedir al minuto siguiente uno de sus servicios. Incluso la competencia.

La multinacional estadounidense, que intenta a toda prisa hacerse con el gigantesco mercado que es India, está sufriendo allí una serie de ataques que funcionan de forma sencilla pero efectiva para causarle costes masivos: robots informáticos especializados crean usuarios falsos por millares, y los lanzan a pedir taxis a los destinos más dispares.

Cuando los conductores de Uber llegan allí se encuentran con que no hay cliente, y eso supone menos ingresos para ellos, pero también menos coches disponibles de Uber en la carretera. Para evitar el lucro cesante por la saturación causada artificialmente, a la gigantesca multinacional sólo le queda una opción si no quiere que los ingresos caigan aún más: rebajar la tasa que cobra a los conductores, para que los que ya trabajan para ella no tiren la toalla, y animar así a nuevos profesionales a sumarse a su red.

La empresa de California asegura que detrás de estos ataques está su competidora Ola, una empresa local respaldada por SoftBank y Tiger Global Management que tiene una valoración de 60.000 millones de dólares, y que según Uber ha creado no menos de 90.000 falsas cuentas de cliente, desde las que se han pedido hasta 400.000 servicios fantasma.

Ola ha respondido a la reclamación, que ya está en los juzgados, señalando que las acusaciones son "frívolas y falsas", mofándose de ella: "no sería descabellado pensar que la demanda intenta distraer la atención de los inversores de algunas noticias recientes, como la incautación de algunos de sus vehículos por las autoridades".

En una doble paradoja, la reclamación de Ola contra la estadounidense se basa en las mismas reglas de un mercado que la estadounidense ha calificado como excesivamente anticuadas y proteccionistas, y recuerda demasiado a la que Lyft, otra de sus competidoras, planteó contra Uber en 2014. Entonces se acusaba a Uber de crear cuentas falsas y demandar servicios de Lyft mediante clientes fantasma.