Empresas y finanzas

"Perdí dos veces a mi padre por enterrarlo en Barcelona"



    LONDRES (Reuters) - Era un niño cuando mi padre murió. La gran Holanda de Johan Cruyff acababa de perder el Mundial y mi padre estaba en sur de Francia, de camino a España para unirse a nosotros esas vacaciones.

    Aunque vivíamos en Inglaterra, a mi madre, española, le fue fácil enterrarlo en Barcelona, cerca de su familia. Compróuna licencia de tumba de 50 años. Hace un año, llevé a mis tres niños a su primera visita a la tumba de su abuelo,Cambrin Kemble, en el cementerio de Collserola.

    El cementerio, aunque esté metido en medio de las colinas detrás de Barcelona, es enorme. Así que maldije la decisiónde fiarme de mi memoria, en lugar de ir a buscar los datos correctos, pues la última visita que hice al lugar fue en 1994.

    Pero no encontré a mi padre, y hace unos meses descubrí por qué.

    Llamé a mi madre a su móvil y la hallé hecha un paño de lágrimas. Estaba en el cementerio - su tercera visita desde1974 - y acababa de enterarse de que los restos de mi padre habían sido retirados, arrojados en una fosa común, y sucuerpo reemplazado por el de otra persona.

    Aún me carcome una mezcla de conmoción, pena y resignación. Pero el destino de sus restos es algo que el crecientenúmero de pensionados del norte de Europa, que pasan sus últimos años en la soleada España, puede que quieransaber.

    Según la ONG Age Concern, más de un millón de pensionistas británicos piden que les envíen sus jubilacionesestatales fuera del país, aunque estima que hay muchos más viviendo en el exterior. El cónsul británico calcula que500.000 pensionistas británicos viven en España, aunque no se sabe cuántos planean ser enterrados en la península.

    No fue fácil lograr una explicación por lo sucedido con los restos de mi padre.

    El nicho de mi padre - las tumbas españolas están a menudo empotradas en muros - fue vaciado en 1996, nos dijeronlas autoridades, después de mucho insistir. Menos claro es el por qué: allí apareció una larga serie de evasivas.

    LEYES MUNICIPALES

    El Ayuntamiento de Barcelona dirigió mis indagatorias a Cementiris de Barcelona, una empresa cuya propiedad, enparte, es de la madrileña MEMORA, que a su vez afirmó que se hizo cargo de la firma después de que los restos de mipadre fueran retirados, en 1998.

    MEMORA también se remitió a una ley local de cementerios aprobada en 1985, que permitía la cancelación dederechos funerales en el caso de que haya "negligencias" tales como la falta de pago de derechos de conservacióndespués de 20 años.

    No me quisieron explicar cómo esto podía reemplazar una licencia de 50 años otorgada en 1974, ni decirme si elcementerio había intentado contactar con la familia de Cambrin Kemble.

    Una ley local anterior, de 1909, definía negligencia como un periodo de 10 años de impago de derechos deconservación, después de que hayan pasado 50 años.

    Sin embargo, un portavoz de MEMORA dijo que, aún con una licencia de 50 años, la familia de una persona difuntatiene la responsabilidad de mantenerse en contacto con un cementerio para asegurarse de que los datos archivados sonlos correctos.

    Mi hermana aún vive en la casa de Inglaterra que mi padre compartía cono nosotros antes de morir. También tengofamilia en Madrid.

    El portavoz de MEMORA dijo que la ley de 1985 exigía que el cementerio pusiera un anuncio en el diario de "mayorcantidad de lectores" antes de cancelar cualquier derecho sobre una parcela mortuoria.

    Cementiris de Barcelona dijo haber puesto su anuncio en el autonómico El Periódico de Catalunya.

    La compañía se negó a disculparse, diciendo que hacerlo sería reconocer culpabilidad, aún cuando expresamentehabíamos descartado la idea de una compensación financiera.

    Así que abandonamos nuestra causa.

    Los huesos son sólo huesos. Mi padre aún vive en mí y en mis hijos, eso lo sé.

    Aún deseo que no haya sido enterrado lejos de aquellos a quienes amó. Pero también desearía que no hubiera sidoenterrado.

    Desearía que hubiera sido cremado. Sé que yo lo seré.

    /Por William Kemble-Diaz/