El fraude de la carne de caballo es solo la punta del iceberg de un escándalo mayor
- Nueva teoría: la presencia de carne está relacionada con la crisis financiera
- Crece la preocupación sobre la existencia de un verdadero mercado negro
El escándalo de la carne de caballo hallada en lasañas y hamburgesas que se vendían como carne de vacuno pone de manifiesto la "negligencia" en el control y seguimiento de los alimentos, según denuncia la Comisión Europea. Bruselas tomará "acciones inmediatas" si supone un riesgo para la salud, pero insiste en que, por el momento, se trata de un problema de "fraude" en el etiquetado del producto.
En cualquier caso, surgen las primeras teorías que apuntan a que la presencia de carne de caballo en la cadena de suministro de la carne de vacuno es una consecuencia directa de la crisis financiera. El actual contexto hace que muchos no puedan hacerse cargo de estos animales. Y crece la preocupación sobre la existencia de un verdadero mercado negro.
"Ha habido un aumento real en el comercio de animales de bajo valor. Es un mundo bastante turbio", señala Owers Roly, de World Horse Welfare Charity, en declaraciones que recoge el Financial Times.
En Irlanda, denuncia el FT, se sacrificaron en 2012 diez veces más caballos (25.000 en total) que en 2008, cuando comenzó la crisis económica. En EEUU alrededor de 100.000 caballos no desados son reportados cada año, mientras que en Reino Unido 9.000 caballos fueron sacrificados para hacer carne en 2012, casi el doble que apenas tres años antes.
El número de caballos abandonados también se ha incrementado, con 2.364 animales incautados en 2010 por las autoridades irlandesas, el triple que cinco años antes.
En la época del "Tigre Celta" se registró un aumento considerable de caballos-mascota y caballos deportivos. Pero la crisis económica ha provocado que muchos no pudieran mantenerlos, y han aumentado las denuncias de animales no deseados, muchos de los cuales están siendo sacrificados. Esta incremento se encuentra en el centro de un escándalo que golpea hoy la industria alimentaria europea.
La Autoridad de Seguridad Alimentaria de Irlanda comenzó en noviembre a realizar pruebas de ADN en carne de vacuno para ver si había filtraciones de carne de caballo. Sus sospechas se habían incrementado ante la creciente cantidad de animales sacrificados.
Sus investigaciones le llevaron a descubrir la existencia de hamburguesas en supermercados Tesco que contenían un 29% de carne de caballo, un caso que ha desencadenado en un escándalo a nivel europeo.
El aumento puede observarse más fácilmente en Irlanda, el país más denso en cuanto a caballos se refiere de Europa. Solo en 2007, señela el FT, el país produjo 12.633 potros de pura sangre, más que el total combinado de Francia y Reino Unido.
El caso de EEUU
Pero también en EEUU, un informe de 2011 de la Oficina de Contabilidad del Gobierno denunció un fuerte aumento del número de caballos abandonados, lo que estaba agotando los recursos de las autoridades locales. La recesión y una prohibición sobre el sacrificio equino se identificaron como las principales causas que condujeron a la exportación de 138.000 caballos para ser sacrificados en México y Canadá en 2010.
En España también se ha registrado un fuerte repunte del número de caballos que se envían para ser sacrificados. Cada vez un menor número de personas están dispuestas a hacerse cargo de estos animales.
No es solo un problema del Reino Unido. "Estamos recibiendo caballos procedentes de Italia y España. Tenemos una lista de espera de 74 caballos", explican los encargados de un matadero británico.
Simon Coveney, ministro de agricultura irlandés, piensa que no hay evidencias en este momento que sugieran que hay una conexión entre los caballos sacrificados en Irlanda y el hallazgo de carne de caballo en los productos cárnicos irlandeses. Pero apunta que en los dos últimos años se ha suspendido temporalmente la aprobación de dos plantas de sacrificio.
La "mafia del caballo"
Entre las muchas teorías, Business Insider también apunta a la "mafia del caballo" rumana (el apodo con el que la prensa británica se refiere a las bandas criminales que controlan el comercio ilícito de carne de caballo), que puede ser consecuencia de los tiempos difíciles que viven los agricultores del país.
La prensa británica sacó en su día la historia de bandas rumanas que compraban caballos por 10 libras (11 euros) y las envíaban a los mataderos. Una investigación del Mirror reveló incluso sobornos a veterinarios para proporcionar documentación pertinente para pasar a caballos como productos legítimos.