Empresas y finanzas

El Mercosur cumple 17 años entre promesas incumplidas e indefiniciones



    Natalia Kidd

    Buenos Aires, 26 mar (EFECOM).- El Mercosur cumple hoy 17 años entre las persistentes protestas internas por la promesa incumplida de la unión aduanera, la indefinición por el ingreso de Venezuela y la falta de avances significativos en el frente externo que afectan al proceso integrador.

    Pese a estas contrariedades, muchas veces derivadas del celo de los funcionarios técnicos a la hora de velar por los intereses de cada país, los líderes políticos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay revalidan cada seis meses lo que llaman el "espíritu de Asunción", la vocación de unión política y económica que dio luz al bloque el 26 de marzo de 1991 en la capital paraguaya.

    En aquella jornada fundacional e inspirados por el proyecto comunitario europeo, los cuatro socios suramericanos se propusieron constituirse en pocos años en una "unión aduanera perfecta", pero este objetivo, que tomó forma más definida en la cumbre de Ouro Preto (Brasil, 1994), sigue pendiente.

    De hecho, el bloque aún discute la letra de lo que será su código aduanero y el mecanismo con el que distribuirá la renta aduanera, lo que permitirá la libre circulación de bienes y eliminar el cobro del doble arancel.

    Entretanto, persisten las barreras comerciales puertas adentro, lo que origina no pocas quejas, sobre todo de parte de las economías menores del bloque, las de Uruguay y Paraguay.

    Estos dos países también llevan a las citas semestrales del Mercosur su constante insatisfacción derivada de que la constitución del bloque no ha supuesto la eliminación gradual de las asimetrías de desarrollo respecto a Argentina y Brasil, una tara que en parte se debe a la falta de avances hacia la perfección de la unión.

    Paraguay y Uruguay creen que no han logrado mejoras sustanciales en sus economías por la incapacidad propia del Mercosur en lograr tratados significativos con otros mercados y la imposibilidad de sus socios de granjearse sus propios acuerdos con terceros, ya que el bloque veda esa posibilidad al establecer que las negociaciones deben realizarse como grupo.

    Desde su creación, el Mercosur ha sellado acuerdos de libre comercio principalmente con sus vecinos andinos y, en tierras lejanas, el último lo firmó con Israel a finales de 2007, pero el gran reto, la asociación política y comercial con la Unión Europea (UE), también sigue en la columna del "debe".

    El acuerdo con la UE, el principal destino de las exportaciones de los suramericanos, se negocia desde 1999 pero las conversaciones están estancadas desde hace un año por la insistencia de los Veintisiete en dar prioridad al logro de resultados en la Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio.

    Mientras busca reavivar el diálogo con los europeos, Argentina, que este semestre ocupa la presidencia temporal del bloque, procura abrir otros frentes de negociación externa -los países del Golfo son los primeros en la lista- para darle una inyección de aire fresco que permita a Paraguay y Uruguay dejar de ver al Mercosur más cómo una camisa de fuerza que cómo una plataforma de oportunidades.

    El logro de un gran acuerdo comercial de seguro ayudaría a revertir ese clima de hastío latente y la sensación de estancamiento que se respira en los pasillos de cada cumbre regional.

    Este cuadro de situación ha sido descrito por el economista argentino Félix Peña, experto en temas de integración, como una suerte de "anorexia", pues a su juicio, de un Mercosur que antes no podía digerir sus conflictos comerciales ahora se está frente a otro que se niega a alimentarse y ser nutrido con iniciativas que traduzcan en hechos concretos una voluntad política que aún prevalece.

    En términos alimenticios, el bloque tampoco ha logrado digerir por completo el ingreso pleno de Venezuela, acordado hace dos años y que aún debe ser ratificado por los Parlamentos de Brasil y Paraguay para hacerse efectivo, un trámite que de seguir demorado aventará nuevos cólicos políticos en la región.

    Aunque algunos ven en la incorporación de Venezuela al Mercosur una posibilidad de contener el "foco de conflicto" que representa Hugo Chávez para la región, otros creen que su incorporación traerá nuevos problemas al seno del bloque.

    Pero socios como Argentina no pueden ignorar el aporte estratégico que representa el país caribeño en términos de energía, particularmente en estos tiempos de escasez. EFECOM

    nk/hd/prb