Empresas y finanzas

El imperio Murdoch, entre político y mediático



    Un hombre de 75 años mira al futuro. Rupert Murdoch (originario de Australia) parece tener prisa, porque se mueve más rápido que nadie. Todavía le gusta presumir de salud, y de los dos hijos in vitro que ha tenido en los últimos años. También puede presumir del mayor grupo mediático del mundo:News Corp.

    La multinacional de RupertMurdoch posee, entre otras muchas empresas,
    el canal de noticias más visto en losEEUU, la Fox, la productora de películas como X-Men o Titanic (la Twentieth Century Fox), la televisiones
    por satélite Sky en Reino Unido, Italia, Brasil yMéxico, DirectTV en EEUU y Latinoamérica, y StarTV en India y China, National Geographic, Los Simpson, una de las editoriales más fuertes del mundo, (HarperCollins),
    revistas como InsideOut o Weekly Standard –esta última la principal cuna
    del movimiento conservador en los Estados Unidos durante la administración Bush– y cientos de periódicos líderes en sus mercados, comoThe Sun, TheTimes,The Sunday Times, The New York Post, The South China Post o The Australian. Su imperio, valorado en al
    menos 40 billones de euros, parece no tener límites, ya sea en las ondas, en el papel o incluso en Internet. En el negocio de la comunicación la cuestión es a dónde vaMurdoch. Desde China y Australia a Reino Unido y
    EEUU, de la televisión y la prensa a las películas y las editoriales, su rastro es difícil de seguir. Su conglomerado se pierde en un archipiélago de paraísos fiscales; sólo así se explica que sus empresas pagasen un quinto de la media que sus competidores en EEUU durante la década de los noventa. Según The Economist, se ahorraron unos 350 millones de dólares en impuestos. Y poco se ha revelado sobre la enorme
    variedad de huecos legales, exenciones y otros trucos de News Corp.
    Por ejemplo, directivos suyos que reaparecen en compañías que supuestamente ya no controla. Incluso emite televisión al Reino Unido desde Luxemburgo y a EEUU desde México.Él simplemente lo hace. Pero, ¿por qué él y no otro? Quizás sea porque tenga una gran habilidad para cultivar políticos y los más ingeniosos y crueles periodistas para poner presión sobre ellos. Tony Blair tuvo que ir hasta Australia para reunirse con los directivos de News Corp y asegurarse el respaldo de sus medios antes de convertirse en primer ministro. Una vez garantizado su apoyo,Murdoch no tarda mucho en pedir el pago de vuelta –quizás en la forma de un dictamen beneficioso. En 1986, la prensa de Murdoch apoyó a Margaret Thatcher durante el escándalo de la compañía Westland, cuando
    se dio a conocer que la premier británica planeaba fusionar la productora
    de helicópteros con una empresa americana. Al poco, protegido por el Gobierno británico,Murdoch lanzó el guante a los sindicatos en Reino Unido. Conspiró con el Gobierno Thatcher para construir en secreto las
    primeras instalaciones completamente computerizadas en Wapping, Londres. Y echó a 5.000 trabajadores de sus imprentas.Tras noches de violencia, los sindicatos capitularon, y otras compañías en el Reino Unido pronto siguieron el ejemplo del australiano. Rupert Murdoch es considerado una fuerza conservadora en la política de Occidente. Sus medios de comunicación suelen mantener posiciones euroescépticas, anti-francesas, en favor de Israel y de EEUU. “Mis empresas comerciales no son tan importantes para mí como extender mis creencias políticas”, dijo Murdoch en una entrevista a The Hollywood Reporter. Murdoch apoyó la guerra en Iraq. Sus 175 periódicos también.Y no ocultó por qué: “Lo mejor que podría salir de esta guerra para la economía mundial sería un barril de petróleo a 20 dólares, mayor que ninguna rebaja fiscal”, explicó Murdoch, entrevistado por la revista australiana The Bulletin. Los republicanos estadounidenses son los grandes beneficiados por las tendencias de Murdoch.Aparte de sus donaciones, su canal de noticias, Foxnews, ha inclinado la balanza a favor de los conservadores, registrando grandes audiencias con una cobertura abiertamente populista y de derechas.Murdoch avaló públicamente a Bush en 2000 y 2004. En Washington, Murdoch tiene, en el think-tank The Cato Institute, uno de los más influyentes lobbies conservadores del mundo. Los necesita, ya
    en 1985 tuvo que obtener la nacionalidad norteamericana para ser capaz
    de comprar medios de comunicación en este país. Sin embargo, en 1995, la propiedad de Murdoch de las estaciones de televisión Fox en EEUU fue
    cuestionada. Se alegó que su base de operaciones en Australia era ilegal: no se podía tener un medio de comunicación estadounidense con la sede social en un país extranjero. Pero la Comisión Federal de Comunicaciones dictaminó a favor de Murdoch, aduciendo que era en el interés del público
    norteamericano.Y Murdoch alinea sus intereses con aquellos que puedan favorecer sus negocios. A veces, incluso con los demócratas. Es un gran oportunista,y capta el humor del público: según el Financial Times, pronto acogerá un evento a fin de recoger fondos para la campaña de Hilary Clinton, a quien tantas veces sus medios acusaron de liberal. Otra de sus formas de atraer a políticos ha sido la publicación de biografías: Major, Thatcher y Gringrich se llevaron una fortuna al publicar con Murdoch. Cuando no les da un puesto de consejero, como a Aznar. Murdoch usó el ruco del libro con la hija de Den Xiao Ping, cuando quiso entrar en China. Antes habia metido la pata: su discurso sobre la tecnología como la gran amenaza de los regímenes totalitarios hizo que las autoridades chinas le cortasen el cable a su televisión por satélite. Pero Murdoch aprendió rápido: compensó por ello haciendo que sus medios informasen acríticamente sobre China. Y prohibió la publicación de las memorias del ex gobernador de Hong Kong, Chris Patten, para no enfadar al Gobierno
    chino.
    Un estilo agresivo
    A los 75 años, este australiano de origen tiene visión. Predijo que el futuro
    estaba en la televisión de pago dos años antes que el resto del mundo. También adivinó antes que nadie que la clave era la distribución: por muy buenos que sean tus contenidos, quedarán fuera sin distribución. Murdoch tiene una presencia constante en el negocio. Llama por teléfono y despide a ejecutivos en el medio de la noche. No hay nada parecido a una estructura en News Corp. La única jerarquía disponible es la cercanía al jefe. Y el jefe conoce el negocio: a los 15 años trabajaba en el periódico de
    su padre, que fue dueño de varios diarios, consejero de un primer ministro australiano y corresponsal de la Primera Guerra Mundial. A la muerte de su padre,Murdoch hereda el periódico familiar y empieza su carrera. Compra diarios deficitarios, los reorganiza, renueva e incrementa ventas y beneficios.
    Y siempre entra en batallas de
    circulación y precios con sus competidores. Murdoch también es conocido por sus pujas agresivas y sus precios depredatorios. Él desencadenó la subida mundial de los precios de las retransmisiones deportivas. Usa sus propias compañías para inyectar dinero en otras empresas que también controla. De esta manera, Queensland Press compró acciones de News Corp a un precio mucho mayor que el de mercado. Murdoch va en una bici y no puede dejar de pedalear al riesgo de caerse. Hipoteca sus propias acciones para obtener más recursos, con los que obtiene más crédito, que emplea en su próxima inversión y así sucesivamente. Un pequeño banco de EEUU, el Pittsburg National Bank, decidió que estaba harto de sus malos créditos en Australia y decidió cancelarlos. Esto habría cerrado News Corp, si Murdoch no hubiese convencido a otros banqueros
    para garantizarlos.

    Sus trucos financieros
    CuandoMurdoch fue incluido por primera vez en la lista Forbes de los hombres más ricos de Estados Unidos, uno de los redactores-jefe de Forbes dimitió. Argumentaba que la riqueza de Murdoch se basaba en las prácticas contables australianas. El director financiero de News Corp, Richard Sarenzen, era capaz de producir cifras extraordinarias. Según el periodista australiano Neil Chenoweth, News Corp anunció de 1987 a 1990 unas cuentas de beneficio asombrosas: todas capicúa. En 1987, el grupo declaró beneficios por 364.364 millones de dólares australianos; en 1988 fueron de 464.464 millones de dólares australianos; en 1989 alcanzaron los 496.496 millones de dólares australianos y, en 1990, 282.282 millones
    de dólares australianos. La probabilidad de que unas cifras repitan los tres primeros dígitos cuatro veces consecutivas como en las cuentas de News Corp es de una en un trillón. O bien era una increíble coincidencia, o la manera que Sarenzen tenía de decir que esos números harían lo que él quisiera. Su sucesor, David De Voe, no debió querer ser menos e hizo lo mismo tres veces en la misma cuenta de resultados. Por supuesto, estas cifras eran discretas y sólo aparecían así en dólares australianos.Al convertirlas a dólares americanos, el efecto desaparecía. La estructura de la compañía es vulnerable a inversores no deseados porque posee el mínimo número de acciones con derecho a voto posibles para controlar la compañía, un 29 por ciento. Su colega y amigo John Malone tiene una participación mayor, un 32 por ciento, pero sólo la mitad con derecho a voto. Esto plantea cuestiones sobre la sucesión de Murdoch. “Creo en el nepotismo”, afirmó una vez Murdoch. Y él tenía un plan: que luchen sus hijos Lachlan y James por la dirección de News Corp. Malone ejercería el papel de accionista protector. Pero, recientemente, Malone parece haber cambiado de opinión: “Pienso vivir más que Murdoch”, dijo Malone. Y Lachlan ha abandonado la compañía. Sólo queda James Murdoch. Tras algunos bandazos, James hizo pasar a Star TV de perder 100 millones de dólares al año a obtener beneficios en menos de cuatro años. James Murdoch presentaba así sus credenciales. Ahora dirige Sky. La guerra está servida. Ha de generar valor para sus accionistas, como tan bien hiciera su padre. ¿Tendrá tantas caras como él? Apesar de sus ideas conservadoras, Rupert Murdoch no duda en explotar mujeres de pechos al descubierto para vender diarios. Se le acusa de trivilalizar los contenidos. Él responde que introduce diversión. El rey de los tabloides tiene muchas caras. Y quiere contarlo todo, sobre todo de los demás.