El Supremo de EEUU no demoraría su juicio a la reforma sanitaria
Durante el primero de tres días de deliberaciones, los magistrados expresaron dudas de que una ley fiscal que requiere que los ciudadanos paguen primero y litiguen después deba retrasar la demanda contra el principal logro de la política nacional del presidente.
En el núcleo de la ley, que Obama promulgó en 2010, se encuentra un requisito para que las personas compren un seguro médico en 2014 o paguen una multa. La pregunta el lunes era si la gente puede cuestionar este llamado mandato individual antes de pagar la pena e intentar conseguir un reembolso.
Se espera que los nueve magistrados - cinco de los cuales fueron designados por presidentes republicanos y cuatro por demócratas - tomen una decisión para finales de junio. El país celebrará elecciones presidenciales en noviembre, en las que Obama aspira a un segundo mandato ante un candidato republicano aún sin elegir.
Durante la sesión de 90 minutos del lunes, varios magistrados hicieron preguntas escépticas sobre si la multa es un impuesto. Si no es así, podrían pasar a decidir si la ley es constitucional.
La ley, que pretendía transformar la atención sanitaria para millones de personas, ha generado un feroz debate político. Los aspirantes a la candidatura republicana y sus compañeros en el Congreso han prometido derogarla, y argumentan que supone una carga económica para los estados, las empresas y los ciudadanos.
Está considerada como la corona de los logros en política nacional de Obama, pero los demandantes, entre los que hay 26 de los 50 estados del país, sostienen que el Congreso se excedió en su poder constitucional de regulación del comercio con el llamado mandato individual. Afirman que el Gobierno no debería intervenir tan a fondo en la vida de los ciudadanos y obligarles a pagar por un producto que no quieren. El Gobierno de Obama replica que prácticamente todo el mundo necesitará atención médica y que los que no quieren un seguro ponen un peso desproporcionado sobre el sistema.
En una muestra de cómo ha dividido esta cuestión a los estadounidenses, cientos de partidarios y detractores se manifestaron en el exterior de la sede del Supremo en Washington, enfrente del edificio del Capitolio.