Los festivales de música se desmarcan de la crisis: los ingresos y los asistentes, al alza
- El FIB, con 200.000 espectadores, ha supuesto unos ingresos de 18 millones
Calor, tiempo libre y música. Los festivales se han convertido en el destino vacacional tanto de españoles como de extranjeros y además están de enhorabuena. El conocido Festival Internacional de Benicassim (FIB) asombraba a todos hace un par de semanas aumentando considerablemente el número de los coloquialmente llamados fibbers (asistentes al FIB). De las escasas 127.000 personas del año pasado que supusieron unas pérdidas de 380.000 euros han pasado a tener 200.000 asistentes.
El resto de festivales ha tenido el mismo éxito. El Sonisphere de Getafe, aún reduciendo el evento a un sólo día, ha incrementado el público en 47.000 asistentes. El Azkena Rock ha elevado su público de 44.000 a más de 55.000. El BBK Live de Bilbao, muy sonado este julio por la ausencia de la malograda Amy Winehouse, llegó a las 103.000 personas. Mientras que el año pasado sólo tuvo 76.000.
Los últimos en unirse a la lista de los 'triunfadores' han sido el festival de Jazzaldia de San Sebastián que a pesar de la lluvia ha aumentado a 115.000 el número de sus espectadores, el Monegros Desert con 41.000 asistentes frente a los 34.000 del 2010 y el Low Cost de Benidorm que ha pasado de los 25.000 asistentes del año pasado, a los 42.000.
"Mientras que el público de los conciertos está cayendo, el de los festivales va aumentando porque se puede ver a muchos grupos por un precio muy razonable" explica a elEconomista, Carlos Espinosa, director de Riff Producciones empresa encargada del Blues Cazorla de Jaén que en su última edición ha llegado a los 16.000 espectadores. Además, según la Asociación de Promotores Musicales " los conciertos gratis en las fiestas de verano están desapareciendo por ser un modelo antiguo que aporta poco y acaba resultando caro para las arcas públicas."
Impacto económico para la zona
Estos festivales no sólo se favorecen a sí mismos, sino que también hacen prosperar a la zona en la que se ubican. El claro ejemplo es el del FIB, que a parte de haber hecho de Benicassim una localidad conocida por todo el mundo, ha supuesto unos ingresos de 18 millones para toda la zona. Por su parte, el Low Cost en el que ha destacado la presencia de la ministra de cultura Ángeles González- Sinde, ha dejado en la restauración y el comercio de Benidorm 3,9 millones de euros, superando los 2 millones del 2010.
Según un estudio de Bilbao Next, que contempla el gasto aproximado realizado por los asistentes a los conciertos y los gastos de organización del evento, de los patrocinadores principales, de los artistas y su equipo, entre otros, el BBK Live ha conseguido favorecer económicamente a la zona en más de 16 millones. Otro menos veterano como el Arenal Sound supuso para la provincia de Castellón y la localidad de Burriana unos ingresos de 6 millones de euros en 2010. Además, "en esta segunda edición del 4 al 7 de agosto de este año se espera duplicar esta cifra y llegar a los 12 millones de euros" comenta David Sánchez, director del festival.
Otro estudio llevado a cabo para el Blues Cazorla de Jaén especificaba que por cada euro que el municipio invertía en la producción del evento, la ciudad recibía a cambio unos 6 euros de media por todos los servicios.
Aún así, las subvenciones públicas han bajado por la crisis. "Antes los ayuntamientos financiaban muchos festivales, ahora sólo los que ya están consolidados" comenta Espinosa. Pero los patrocinadores se han mantenido, aunque "realizan estudios muy exhaustos del tipo de público, la presencia que van a tener en el festival y en los medios y el impacto en las redes sociales."
En el caso de la financiación del Primavera Sound de Barcelona, Alberto Guijarro, director del festival que este año ha tenido unos ingresos de 6,8 millones, comenta que en su caso sólo un 2,3% proviene de las subvenciones municipales y que un 20% de los patrocinadores. "Los ingresos se están aumentando porque la oferta se amplía con otras actividades aparte de los conciertos, como documentales". Por eso también "suele aumentar el precio de la entrada".
Otro hecho a destacar es la presencia de extranjeros en los festivales españoles. Mientras que el BBK Live, como hizo el Jazzaldia de San Sebastián, entretuvo a un 15% de extranjeros en su mayoría ingleses y franceses, el FIB lo hizo con un 55%, de los cuales un 85% era del Reino Unido.
Aunque muchos piensen que este éxito se debe a la mayor tolerancia en España de las reglamentaciones de los festivales, Espinosa cataloga esa idea de "leyenda urbana". Y comenta que los festivales españoles además de ofrecer interesantes propuestas musicales tienen un valor añadido. "España es una marca de calidad. La gastronomía, la hostelería, el entorno y sobre todo el clima son también un reclamo" añade el presidente de Riff Producciones.
¿Son entonces los festivales un negocio rentable? Desde Last Tour International, compañía promotora de los ya mencionados BBK Live o el Azkena Rock alegan que el riesgo está en que "dependes de muchas variables: de los sponsors, de las ayudas institucionales, de los consumos de barra, de los artistas y si alguno de esos falla, puedes perder mucho dinero."