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Llega el nuevo Fiat 500: el nieto del Topolino se presenta en sociedad
Es el heredero del mito que hace medio siglo debutó en esta misma ciudad. El Nuevo 500 (para distinguirlo del viejo, más conocido como Topolino), también le será presentado mañana incluso al presidente de la República, Giorgio Napolitano, en el Quirinal.
El aspecto del recién llegado no deja lugar a dudas: la descendencia es directa e inequívoca. Pero sobre su grado de parentesco, las opiniones varían. Hay quien habla de un hijo y quien, teniendo en cuenta los 50 años exactos que los separan, dice que es su nieto. Pero, a pesar del parecido, tecnológicamente los dos coches podrían haber nacido en dos planetas diferentes.
Basta echarle una ojeada al motor para darse cuenta del "salto" (un salto de más de dos generaciones) que representan esos 50 años de la evolución del automóvil.
El viejo....
La criatura ideada por Dante Giacosa (genial diseñador de tantos Fiat que hicieron historia) salió con un motor de dos cilindros y 479 centímetros cúbicos, capaz de alimentar bien a sus 13 caballos y de impulsar (estaba en la parte posterior y se enfriaba con aire) el coche hasta los 85 kilómetros por hora. El consumo, fantástico para aquella época, era de unos 4,5 litros a los 100 kilómetros por término medio.
Cualquiera que haya tenido la fortuna de conducir al viejo 500 no dejará de recordar que una de las preocupaciones inherentes al mítico coche era la de tener que llenar el depósito cada poco tiempo por su escasa capacidad.
Las cosas no cambiaron mucho en su larga carrera existencial. Cuando, en 1975, se jubiló (tras 3.678.000 unidades vendidas), en la última versión R, los cilindros seguían siendo dos. Eso sí, había aumentado, pero no mucho, la cilindrada (594 cc), la potencia (18 Cv) y el consumo (5,5 litros por cada 100 kilómetros), asi como la velocidad máxima, que llegaba al fatídico límite de los 100 kilómetros por hora.
La vuelta de un mito
Dos motores separados por medio siglo
Fuente: Fiat/elEconomista
... y el nuevo
Nada que ver con el nuevo Fiat 500, que nace en la fábrica polaca de Tichy. Sus tres motores anunciados, todos de cuatro cilindros, disponen de cilindradas comprendidas entre 1.2 y 1.4 litros y potencias que van desde los 69 a los 100 Cv.
El propulsor, destinado a cosechar las máximas alabanzas, es uno que su antepasado ni siquiera podía soñar: el diésel. O mejor dicho, el turbodiésel 1.3 de 75 Cv, que representa la flor del ojal de la investigación Fiat: la tecnología Multijet, la más reciente evolución del commom rail, que permite conciliar prestaciones brillantes con consumos contenidos.
Ahorro en impuestos
El resultado es un coche que llega a los 165 kilómetros como máximo, consumiendo de media (en el ciclo combinado UE, como se dice hoy) sólo 4,2 litros a los 100 kilómetros. Y hace ahorrar también en los impuestos de circulación.
Al contrario de su antepasado, cuyos propietarios tenían que desembolsar 7.616 liras al año por el permiso de circulación, el nuevo modelo 500 1.3 Mjt, gracias a emisiones de Co2 limitadas a 11 g/km (ampliamente en regla con las normas Europeas en vigor desde 2009), goza de tres años de exenciones fiscales.
Y la cosa no para ahí. Fiat Powertrain piensa en una especie de retorno a los orígenes, a los dos cilindros, pero esta vez con un 900 turbodiésel y una potencia comprendida entre los 90 y los 110 Cv, capaz de prestaciones más brillantes con consumos y emisiones inferiores.
Muchas mas prestaciones
Pero no es sólo el aparato propulsor el que hace que las distancias entre los dos 500 sean siderales. Por el aumento de sus dimensiones, pero también por el avance en los sectores de los materiales, de la ergonomía y de la racionalización de los espacios, el nuevo 500 acoge cómodamente a cuatro personas, mientras la habitabilidad de su antepasado había sido sacrificada para no arriesgarse a canibalizar a su coetáneo y ligeramente mayor, el 600.
Además, el nuevo modelo dispone también de un auténtico tanque de gasolina. No es enorme (185 litros), pero difiere mucho del antiguo bolsillo que llevaba el modelo viejo.
En cuanto a la seguridad activa y pasiva, no admiten la más mínima comparación entre ambos modelos. El recién nacido ambiciona ser el primer city car que conquiste las cinco estrellas EuroNcap en la protección de los ocupantes y se ufana de poder detenerse en sólo 38 metros, aunque vaya a 100 kilómetros por hora.
En definitiva, una aventura a la vanguardia de la tecnología. Pero también un merecido homenaje al antepasado. Un homenaje que aparece en algunos detalles inconfundibles del frontal, en el salpicadero que, amén de ser de materiales modernos y de calidad, trae a la mente el del viejo y querido 500; o en el inconfundible y único instrumento circular que hoy, sin embargo, señala muchas más funciones y no sólo la velocidad máxima, como antes.