Congreso ignora súplicas y deja vencer Autoridad para la Promoción Comercial
María Peña
Washington, 30 jun (EFECOM).- El presidente de EEUU, George W. Bush, se quedará a partir de esta medianoche sin el poder de negociar acuerdos comerciales con el mundo, tras la negativa del Congreso, de mayoría demócrata, a renovar la "Autoridad para la Promoción Comercial" (TPA).
La no renovación de la TPA, que sirve de "vía rápida" para la negociación de pactos comerciales sin la injerencia del Congreso, constituye un serio golpe para Bush, que ha apostado por este tipo de acuerdos como estrategia para la apertura de mercados a los productos estadounidenses.
La primera prueba llegará la semana próxima, cuando la representante de Comercio Exterior, Susan Schwab, se desplace a Australia para una reunión con los miembros del Foro Económico Asia Pacífico (APEC) para tratar de desatascar las conversaciones de la Ronda de Doha.
En el pasado, el Gobierno de Bush también ha argumentado que el comercio es una herramienta potente para combatir la pobreza y, por ende, el semillero del terrorismo.
En las últimas semanas, la Casa Blanca encabezó una inútil campaña de convencimiento para que el Congreso renueve la TPA -en vigencia desde 2002- destacando las repercusiones diplomáticas y económicas para Estados Unidos si el Legislativo deja expirar la medida.
Como si se tratase de un remedio "cúralo-todo", los secretarios del Tesoro, Henry Paulson, y de Estado, Condoleezza Rice, advirtieron el viernes que sin la TPA Estados Unidos quedará marginado del proceso de integración comercial, como ocurrió durante el último lapso de esta ley, entre 1995 y 2001.
Rice explicó que gracias a la TPA, EEUU ha podido fortalecer sus relaciones comerciales con países como Canadá y México, que son "clave para nuestra propia economía", además de otros países esenciales para las actividades diplomáticas de su país en el mundo.
Dentro de la TPA, Estados Unidos pudo pactar Tratados de Libre Comercio (TLC) con Centroamérica y la República Dominicana (CAFTA-DR).
Más recientemente, EEUU suscribió acuerdos comerciales con Colombia, Perú, Panamá y Corea del Sur -éste último firmado hoy-, que requieren el visto bueno del Legislativo.
La ratificación de esos cuatro TLC -algo que tampoco está asegurado- "fortalecerán y apoyarán las democracias y el libre comercio en América Latina y Asia", dijo la jefa de la diplomacia estadounidense.
Por su parte, Paulson enfatizó en un comunicado que la TPA contribuye al fortalecimiento y la competitividad de la economía estadounidense y que el Congreso tiene la obligación de renovarla.
El temor de la Casa Blanca es que sin la TPA los aliados de EEUU no tendrán la voluntad de negociar acuerdos comerciales con Washington si éstos, al final, pueden ser alterados por el Congreso.
En todo caso, el vencimiento de la TPA es otra derrota de las prioridades legislativas de la Casa Blanca, que la ve como un instrumento clave para espolear las estancadas negociaciones de la Ronda de Doha.
Pero, al parecer, la campaña de presión de la Casa Blanca no ha surtido efecto, ya que la renovación de la TPA no figura en el calendario legislativo, que por derecho controlan los demócratas.
El viernes, los principales líderes demócratas de la Cámara de Representantes, entre ellos la presidenta de ese órgano, Nancy Pelosi, dijeron tajantemente en un comunicado que "nuestras prioridades legislativas no incluyen la renovación de la autoridad para la vía rápida".
Antes de que el Congreso pueda siquiera debatir esa prórroga, "debemos expandir los beneficios de la globalización a todos los estadounidenses", dijo Pelosi, quien se ha enfrentado con la Casa Blanca sobre la guerra en Irak y otros asuntos de índole doméstico.
Por ahora, en vez de la "vía rápida", los demócratas quieren apuntar su artillería hacia el déficit comercial con China, que en 2006 ascendió a 232.500 millones de dólares (172.810 millones de euros), la mayor cifra alcanzada por Estados Unidos con una sola nación.
Además, en un guiño a los sindicatos que los respaldan política y financieramente, los demócratas también exigen que los acuerdos comerciales incluyan medidas que protejan a los trabajadores y empresas estadounidenses y promuevan la creación de empleos.
Al caer la medianoche, como en el cuento de la Cenicienta, Bush quedará desprovisto de su "carruaje", en este caso la TPA. EFECOM
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