Llega iPhone, un americano que aún no sabe llamar a Europa
Todo ello con esa estética de ventanas que ha convertido a los usuarios de Macintosh en enamorados de Macintosh y a Microsoft y sus sistemas operativos, en copistas del maestro Apple.
Europa tendrá que esperar
Queda al menos medio año, según las estimaciones de Apple, para que llegue a Europa y, sin embargo, en establecimientos del Viejo Continente como los de la cadena francesa Fnac, comentan a este periódico que algunos clientes ya preguntan por el nuevo invento de Apple. En el mundo globalizado hay quien no asimila tener que esperar seis meses para disfrutar de algo que ha visto la luz en Estados Unidos. Y de ello pretenden aprovecharse algunos, porque hace unos meses la publicación Segundamano.es tuvo que retirar, tras una denuncia de una asociación de usuarios, un anuncio que aseguraba que vendía el iPhone de Apple para España. No se torturen. Ni siquiera sirve comprarlo por Internet, ni irse de vacaciones a Nueva York y traérselo. El iPhone americano, en Europa, sencillamente no funciona.
La travesía del Atlántico no será fácil. Apple tiene casi que volver a engendrar el iPhone para que su teléfono se hable con las redes europeas. Y mientras lo logran, los fabricantes de teléfonos con pedigrí no se van a quedar con los brazos cruzados. Fuentes del sector aseguran que el mismísimo líder del mercado, la finlandesa Nokia, está desarrollando un teléfono con pantalla táctil. Su N95 supera con creces las características del iPhone pero, si lo de la pantalla táctil acaba siendo un irresistible atractivo para los clientes, ellos que lanzan al año más modelos que nadie, no pueden carecer de uno que la tenga. HTC ha sido de los más rápidos y ya tiene su modelo Panda con pantalla táctil. Motorola ha incluido la fórmula táctil en las funciones para música de modelos como el RAZR V9m y en Asia tiene uno con pantalla táctil: el Motoming.
Con o sin tarjeta
Eso es lo que tiene ganado Apple. Pero para llegar aquí le falta mucho más. La versión americana del iPhone, por no tener, no tiene tarjeta SIM, necesaria en Europa. En Estados Unidos las redes son CDMA, siglas que simplemente esconden que no son como las redes europeas (GSM o UMTS), lo que motiva que no funcionen los teléfonos cuando se cruza el charco, salvo modelos determinados capaces de captar las diferentes bandas de frecuencia.
Apple no es una empresa de teléfonos. Éste es su primer dispositivo pensado para hablar y, por si acaba siendo una experiencia frustrante para el cliente, el gigante estadounidense ha optado por cerrar un acuerdo en exclusiva con la compañía telefónica americana AT&T. Estando en el mismo país donde nace iPhone, ni los clientes de Verizon Wireless, la estadounidense en la que participa Vodafone, ni los de T-Mobile, filial de la alemana Deutsche Telekom en el país norteamericano, podrán tener tampoco el dispositivo durante dos años salvo que se cambien a AT&T.
La cuestión es que, al menos según las encuestas, están dispuestos a hacerlo. The Wall Street Journal publicó hace unos diez días un estudio elaborado por M:Metrics con preguntas a 11.000 clientes estadounidenses de telefonía móvil que aseguraba que dos de cada tres usuarios interesados en el iPhone no son clientes de AT&T y además estarían dispuestos a cambiarse a esta compañía para hacerse con el nuevo miembro de la familia Apple. El objetivo de la marca de la manzana es alcanzar 10 millones de dispositivos vendidos para finales de este año.
Si Apple quiere copiar en Europa el acuerdo exclusivo que ha cerrado en su país, tendrá que elegir entre varios gigantes del tamaño de Vodafone, Telefónica (con su doble marca Movistar y O2) y Orange. Si pacta con los tres, por el contrario, tendrá que multiplicar por tres el esfuerzo para cumplir con las exigentes especificaciones que todos los fabricantes dicen que ponen los operadores de móvil europeos. Los detractores del iPhone dicen que, si opta por esta segunda opción, Apple tendrá que negociar con mucha más gente, algo que comentan no se le da bien.
La marca
Y la verdad es que a veces parece que, lo que se dice conversar, no es el fuerte de Apple. Dos días después de que Steve Jobs y su eterno jersey de cuello caja negro presentasen en sociedad el iPhone (9 de enero, 2007), Cisco les demandaba porque una de sus filiales tenía registrado ese nombre desde 1996. Y eso que habían hablado de solucionarlo antes. A mediados de febrero, sin embargo, Apple y Cisco zanjaban el conflicto con un acuerdo extrajudicial.
No va a ser el primer conflicto por la marca que se encuentre Apple. En España, sin ir más lejos, el operador catalán Al-Pi tiene registrado el nombre pero no piensa plantear conflicto alguno. Quien sí lo hará es el despacho de abogados Eius, del que es socio el ex ministro de Justicia, José María Michavila. Lo hará en defensa de la firma sevillana Audiodescripciones, que tiene registrado el nombre iPhone en la Oficina de Patentes y Marcas desde el año 2003.
Precio
El precio del iPhone en Estados Unidos estará entre 499 y 599 dólares, que traducido a moneda europea quedaría entre 370 y 445 euros. En España, como en otros países de Europa, la competencia en telefonía móvil se ha basado durante años en una potente estrategia de subvención de los terminales, lo que ha permitido que teléfonos de alta gama se generalicen en los bolsillos.
Fuentes de los fabricantes tradicionales comentan a elEconomista que esa filosofía, con inversiones que rondan los 1.500 millones de euros anuales entre Movistar, Vodafone y Orange España, es algo que éstas empiezan a limitar. Leyes como la que puso fin al redondeo han obligado también a suavizar las penalizaciones que las compañías imponían a los clientes que querían irse y a quienes habían subvencionado la totalidad o una parte de un teléfono. Los nuevos competidores como Yoigo ni siquiera están apostando por una subvención de terminales fuerte. La competencia que viene se pelea más por esquemas tarifarios sencillos que por entregar un teléfono caro.
Hablando de generaciones, otra de las críticas que ha recibido el iPhone es que su primera y de momento única versión no sirve para las redes móviles de alta velocidad. El iPhone contiene tecnología EDGE, que es una forma de mejorar las redes tradicionales. Las convierte en más rápidas pero ni por asomo se llega a lograr que los datos se descarguen a 3,6 Megas por segundo como ya ocurre con las últimas europeas.
¿Importa esto para el iPhone? Mucho. Si quiere seguir teniendo los contenidos como bandera (que no como ingreso principal) como su hermano el iPod, no debería partir de sesiones interminables de conexión a Internet que conviertan la descarga en insufrible. En su versión europea, debería contemplar la conexión con las redes más modernas.