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Los opositores tailandeses se niegan a abandonar las protestas



    BANGKOK (Reuters) - Los manifestantes tailandeses se negaron el martes a suspender las protestas que han paralizado el corazón financiero de Bangkok y sofocado a la economía, mientras el Gobierno afirmaba que ha hecho todo lo posible por alcanzar un acuerdo.

    Eso deja pocas opciones para terminar con las protestas masivas de personas de escasos recursos procedentes de sectores urbanos y rurales. Desde el inicio de la crisis hace dos meses, 29 personas han muerto y más de 1.000 han resultado heridas, en los peores episodios de violencia política que sufre el país en 18 años.

    Los "camisas rojas" opositores al Gobierno aceptaron el lunes la propuesta del primer ministro Abhisit Vejjajiva de celebrar unas elecciones el 14 de noviembre.

    Sin embargo, también establecieron una nueva condición: El viceprimer ministro Suthep Thaugsuban debe someterse a un juicio por un enfrentamiento de los opositores con el Ejército en abril en el que murieron 25 personas.

    Suthep, jefe de seguridad durante las protestas, se presentó el martes ante el Departamento de Investigación Especial para escuchar las demandas presentadas en su contra por los parientes de algunas de las víctimas, pero los manifestantes precisaron que no accederán a abandonar el principal distrito comercial de la ciudad hasta que Stuhep se enfrente a un proceso penal formal.

    "El proceso legal aún no ha comenzado", dijo en una rueda de prensa Nattawut Saikua, líder de los camisas rojas.

    Los miles de manifestantes no dan signos de ceder y hay nuevos suministros de verduras, carne y agua embotellada almacenados en una gran carpa frente al cerrado Hotel Cuatro Estaciones.

    "No iremos a ninguna parte hasta que el Gobierno muestre que asumirá la responsabilidad por el enfrentamiento", dijo Panna Saengkumboon, un manifestante de 39 años. "La gente ha perdido ojos, piernas y brazos. Otros pagaron por esto con sus vidas", agregó.

    Las diferencias entre los camisas rojas, que van desde radicales ex comunistas a académicos pacíficos, complican la toma de una decisión sobre cómo terminar con las manifestaciones.

    Algunos líderes tienen ambiciones políticas y necesitan apaciguar a las masas de partidarios. Otros temen que terminar con las protestas ahora le lleve directamente a la cárcel. Además, los seguidores de línea dura defienden un aumento de las manifestaciones para ganar de una vez por todas.