La salud del libro en España
Tomás Alvarez
Madrid, 21 abr (EFECOM).- Expertos e intelectuales han dicho en las últimas décadas que el libro no tiene futuro. Es un tema interesante para reflexionar en estos días en los que se entrega del Premio Cervantes y se organizan diversas ferias de un sector que genera en España -directa o indirectamente- unos 100.000 empleos.
Las tecnologías del papel y de la impresión han hecho que lo que hace mil años era una rareza hoy sea algo cotidiano, que está en todas las casas y que se compra en librerías, supermercados, y hasta gasolineras, donde está al lado de las chocolatinas, las coca-colas y las mantecadas.
Antaño, para hacer una obra maestra, como "Las muy ricas horas", el Duque de Berry contrató a los tres hermanos Limburgo, oriundos de Nimega (Holanda). Los tres fallecieron, sin acabar el trabajo, en 1416; otro artista pintó algunas escenas entre 1438 y 1442, hasta que Jean Colombe terminó la tarea hacia 1485. Un siglo, prácticamente para hacer un libro...
Ahora es otra la dimensión productiva. Cada año aparecen en España unos 70.000 títulos según las estadísticas del registro bibliográfico oficial de España ISBN (International Standard Book Numbering).
Pues bien, desde las profundidades del siglo XX se viene anunciando la muerte del libro.
Cuando llegaron las radios se anunció que la gente iba a dejar de leer en pocos años...
Cuando llegaron las televisiones, se anunció la muerte de la radio y los medios escritos. Marshall McLuhan publicó en el inicio de los años sesenta su obra estrella, "La galaxia Gutenberg", en la que predijo la muerte de la cultura escrita.
El profeta de la Aldea Global se equivocó. Y eso que McLuhan no conocía cómo las tecnologías digitales iban a entrar con fuerza irresistible en el cuarto final del siglo XX.
Nicholas Negroponte, fundador y director del Laboratorio de Medios del Massachusetts Institute of Technology (MIT), anunció en su obra "Ser Digital" (1995) que el libro abandonaba ya los estantes de las librerías para pasar a las pantallas de las computadoras. Él festejó la llegada de los libros sin páginas.
Sus teorías fueron muy famosas y comentadas y divulgadas en un libro del que vendió millones de ejemplares. Curioso; cada vez que alguien quiere anunciar el fin del libro... lo publica en un libro.
Pero la realidad es tozuda, pese a los anuncios de los profetas digitales.
El libro, en la pantalla del ordenador, aún es frío, frente a la táctil calidez del libro en papel. El CD, cargado de datos, imágenes e hipervínculos, resulta atractivo y formativo, pero carece de la flexibilidad de la palabra; palabra sencilla y austera que, escrita en un libro, nos parece cargada de reflejos e historia, y es capaz de empujar a la imaginación a territorios llenos de acción, belleza y poesía.
Ya hace años, Bill Gates dijo: "Las industrias del cine, la música y el libro desaparecerán en diez años". Puede estar esperando.
El hombre, es un ser -ya se decía en el Renacimiento- capaz de hundirse en el mundo de los brutos o acercarse a la naturaleza de los seres divinos. Ese acercamiento sólo se produce a través de la cultura. Y -hoy por hoy- el libro es el gran arca donde se almacena el saber, el conocimiento, el pensamiento del hombre.
Unos datos para probar la vitalidad de ese ser milenario cuya muerte anunciaron McLuhan, Negroponte o Gates:
Producción editorial española del 2006: 76.961 títulos. 59.927 primeras ediciones, 13.793 reimpresiones y 3.241 reediciones. En ese ámbito actúan 2.700 editoriales, de las cuales cerca de 170 poseen delegaciones en el exterior.
Esta producción sitúa al libro en el décimo producto en el ránking de exportaciones y con una balanza positiva. El mercado interior mueve cerca de tres mil millones de euros anuales.
Si España representa aproximadamente al uno por ciento del total de las exportaciones mundiales, en el ámbito lo editorial el país representaría al 3 por ciento.
Se producen en España unos 350 millones de ejemplares; se mantiene un catálogo vivo de más de doscientos mil títulos. La tirada media por título se acerca a 4.500 ejemplares y el precio medio por libro es de 12,17 euros.
Los índices de lectura también dan alegría. De acuerdo con el barómetro de hábitos que desde el 2000 se viene aplicando trimestralmente, los datos dicen que ahora lee habitualmente un 57,2% de la población española, superando la barrera del 50% .
Son también esperanzadores los datos referidos a los niños y jóvenes (6-14 años) que declaran que lee habitualmente, más de veinte minutos diarios y libros-no texto el 84,1%.
El libro, aparece pues como elemento troncal de la cultura y actividad económica de ingente relevancia, y los datos actuales nos refrendan que tiene ante sí larga vida. Es ésta una industria que difícilmente quebrará, porque -dice un proverbio árabe- "un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo".
En tiempos en los que el hombre recibe un aluvión incontrolado de mensajes, el libro sigue siendo refugio de cultura y espacio de creatividad y de libertad.
Y cuando proliferan los programas-basura, resulta especialmente atrayente recordar una humorada del genial Groucho Marx. Éste alabó un día el poder educativo de la televisión. Dijo así: "La televisión me parece muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro. EFECOM
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