Pertenecer a un sector regulado, como le ocurre a Enagás e Iberdrola, tiene sus ventajas y una de ellas es que cuentan con beneficios recurrentes en el tiempo. En este sentido, uno de los sectores defensivos por antonomasia es el eléctrico por lo que tradicionalmente estas compañías suelen registrar betas bajas. En el caso de Iberdrola, según los datos de FactSet, sus títulos son un 21 por ciento menos volátiles que el Ibex 35. Este año sus acciones ya ganan más de un 4 por ciento en bolsa, lo que ha provocado que sea una de las firmas analizadas que más lejos se encuentra de su zona de peligro, el soporte de los 6,05 euros, un nivel que desde el punto de vista técnico no debería perder bajo ningún concepto. Para ello tendría que caer más de un 9 por ciento. En esta línea, los analistas, que recomiendan comprar sus títulos, creen que todavía puede rebotar otro 6 por ciento de cara a los próximos meses. En este contexto, desde Goldman Sachs destacan que "el mercado parece estar pasando por alto el potencial de crecimiento de las actividades eólicas en alta mar, donde las subastas recientes han convertido a Iberdrola en el tercer desarrollador mundial. Esperamos que estas actividades respalden el crecimiento de las ganancias más allá de 2020". Precisamente, la apuesta de la firma por energías renovables está siendo uno de sus puntos fuertes para los expertos. "La inversión en redes de alta calidad y en activos renovables, además de la eficiencia de costes, debería garantizar que el ebitda y las ganancias aumenten más que sus objetivos para 2018-22", arguyen Amira Waziri y Elchin Mammadov, analistas de la industria de Bloomberg. La eléctrica espera lograr este año un ebitda de más de 9.000 millones y un beneficio cercano a los 3.000 millones.