El efecto del incremento del precio de la gasolina en la cadena logística llega hasta el comercio online. Las empresas de reparto de paquetes, que ya tienen unos márgenes muy estrechos, sufren en mayor medida el alza de los carburantes que los camiones de gran tonelaje y largas rutas por la menor eficiencia de sus repartos. Y es que, no es lo mismo el efecto que tiene el aumento de los gastos de explotación sobre el coste del servicio y el precio del producto que se reparte si se llevan 20.000 kilos de fresas de Huelva a Madrid que si se reparten 30 pares de zapatos en distintos puntos de una ciudad. El peso del combustible en la última milla es mayor y su repercusión sobre el coste de los productos también será superior que en larga distancia, aunque la capacidad de maniobra de las firmas y autónomos pa-ra trasladar el aumento de los gastos a sus clientes, como Inditex, Amazon o El Corte Inglés, también es limitado, al menos en el corto plazo. "Los clientes se resisten a aceptar las subidas", explica el sector. A la evolución natural del mercado del crudo, que no pueden controlar ni negociar, se suman los planes de los ayuntamientos y el Ejecutivo de penalizar el uso de los coches diésel y gasolina en las ciudades. Así, desde la patronal UNO Lo-gística piden que se den ayudas a empresas y autónomos para que renueven sus flotas y puedan empezar a operar con furgonetas eléctricas o de hidrógeno. "En vez de penalizar el uso del diésel, desde las administraciones públicas deberían potenciar y facilitar la compra de vehículos menos contaminantes", reclama Francisco Aranda, director general de la patronal. En este punto criticó que ni la normativa, ni la infraestructura están preparadas para que los repartidores puedan realizar su trabajo con vehículos eléctricos.